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DARÍO VILLANUEVA | Presidente de la Real Academia Española, mañana estará en el Niemeyer

"El español ha superado el estigma social que sufría en Estados Unidos"

"Ningún diccionario puede erradicar las palabras desagradables porque son necesarias para ser descorteses o incluso canallas"

Darío Villanueva, el pasado año en Oviedo. LUISMA MURIAS

Darío Villanueva, gallego de Villalba nacido en 1950 hijo de padre asturiano, preside desde hace casi dos años la Real Academia Española (RAE). El currículo de Villanueva es muy extenso: escritor, ensayista, profesor, exrector de la Universidad de Santiago de Compostela... Mañana estará en Avilés, en el Centro Niemeyer. Participará en el ciclo Palabra junto a la periodista y escritora Berna González Harbour. El precio de la entrada es de un euro.

-¿Goza de buena salud la lengua de Cervantes?

-De una salud excelente. Demográficamente el español está creciendo, no por la aportación de España, sino por la que realiza el resto de países donde se habla. Esto a los españoles nos tiene que hacer comprender que nosotros somos solo un diez por ciento del conjunto de los hablantes del español y que, por lo tanto, compartimos una lengua que es la segunda por el número de hablantes nativos en el mundo con un desarrollo geográfico amplísimo y una unidad sorprendente.

-¿El español está de moda?

-Sí. Está de moda especialmente en determinados países como, por ejemplo, Estados Unidos. En ese país, por razón de la fuerza de la comunidad hispana, algo que se está comprobando incluso en este periodo preelectoral es que esa minoría se ha convertido en la más potente de todas las que existen en ese país amplísimo que es Estados Unidos. Allí hay cadenas de televisión propias en español que en las horas punta compiten con las cadenas en inglés. En el terreno empresarial hablar español es un mérito que se valora mucho porque se ha conseguido superar un estigma que existió en el pasado cuando se identificaba el español con una condición social secundaria. Otro indicio es la gran cantidad de personas que están estudiando español en todo el mundo como lengua extranjera y la enorme fuerza de los estudios hispánicos en el ámbito universitario tanto en Europa como en el resto de continentes.

-¿Cree que el mal uso de las redes sociales y las plataformas de mensajería móvil pueden reducir el castellano a un léxico humilde o pobre?

-Ese riesgo siempre existirá pero yo no tengo una posición pesimista al respecto, y a la historia me remito. Cada nuevo sistema tecnológico de comunicación influye en la manera en que nos comunicamos y permite determinadas licencias que puede parecer que afectan a la entraña del idioma pero no creo que debamos asustarnos mucho por esto. En el siglo XIX, el gran avance de la comunicación fue el telégrafo y los telegramas se escribían de forma particular, no se utilizaban adjetivos y se prescindía de muchos nexos como conjunciones o preposiciones. Desde el siglo XIX hasta ahora la comunicación telegráfica no ha afectado para nada al idioma.

-¿Qué me dice de las faltas de ortografía?

-Eso sí es muy peligroso porque tiene que ver con la educación. El sistema educativo es absolutamente imprescindible para el mantenimiento de los buenos usos lingüísticos. Lo que las academias hacemos puede ser importante pero mucho más importante es lo que hace la educación en los distintos niveles, desde primaria a la universidad. Uno de los objetivos del sistema educativo tiene que ser enseñar a utilizar correctamente el idioma o idiomas propios de cada lugar, aparte de aprender idiomas extranjeros. Hay que enseñar y aprender los códigos lingüísticos que son fundamentalmente, la gramática y la ortografía. Luego está la amplitud de léxico que se adquiere no solo mediante el estudio sino mediante la lectura.

-Según el Diccionario Oxford la palabra del año es un emoticono, concretamente el dibujo de una cara que llora de risa

-Con todos mis respetos hacia ese diccionario creo que están confundiendo las cosas. Un emoticono no es una palabra, sino un signo. Esa es una confusión bastante ligera que no se debiera admitir tan fácilmente. Los emoticonos son dibujos que tienen un significado, pero una palabra es algo distinto. Con todos mis respetos para Oxford, como digo, creo que ahí se han columpiado un poco.

-¿Qué palabra es la más consultada en la RAE?

-El pasado mes de mayo fue el que recibimos más visitas, más de 73 millones. Una de las que más se consulta es la palabra cultura, algo muy curioso. Luego, según circunstancias que se pueden explicar por razones de contexto, se consultan más unas u otras. Hace dos años, por ejemplo, se consultó mucho la palabra abdicar, porque en aquel momento el Rey Juan Carlos I abdicaba en Felipe VI. Pero ya digo, con una continuidad sorprendente es la palabra cultura la que más se consulta.

-Con más de 73 millones de consultas "on line" en solo un mes, ¿la 24ª edición del Diccionario de la Lengua Española se publicará en papel?

-La Academia seguirá haciendo diccionarios en papel, pero habrá cambios. Aunque no es algo inminente le puedo avanzar que ya estamos preparando la 24ª edición en la que va a ocurrir lo contrario que hasta ahora. En vez de hacer un libro que luego se digitaliza, el diccionario se hará desde una planta y unos presupuestos digitales y luego se harán libros de ese diccionario.

-Coloquialismos como pompis o amigovio están en la RAE. ¿Cuál es el filtro para introducir los neologismos?

-Son dos, frecuencia de uso y extensión. Los neologismos entran en el diccionario una vez que, de acuerdo a nuestras bases de datos, comprobamos que una nueva palabra tiene un uso muy extendido e intenso en todas las áreas del español. La palabra amigovio, por ejemplo, es poco conocida en España donde hay otras fórmulas para expresar esta realidad como amigo con derecho a roce pero en la América hispana está extraordinariamente extendida. Además, en el diccionario ya estaba marinovio. El diccionario refleja lo que la gente dice, el diccionario no inventa ni promociona las palabras, el diccionario va siempre por detrás de la lengua viva, de la lengua que realmente la gente habla.

-También la RAE recoge préstamos como güisqui.

-La Academia actúa conforme a distintos criterios y siempre esa palabra queda a merced de lo que se acepte popularmente. En el caso de güisqui hubo un intento de adaptación ortográfica al español pero hemos comprobado que prácticamente no triunfa esta opción y que la gente sigue escribiendo whisky al estilo inglés. Esto es lo que llamamos un anglicismo crudo, es decir, una palabra que se pronuncia a la manera española pero se escribe a la inglesa. Según las normas de la Academia está palabra debería aparecer en cursiva, porque es foránea.

-¿Qué opina de las expresiones enmarcadas en lo políticamente correcto?

-El asunto de lo políticamente correcto lleva años de moda y hay alguna sociedad donde se ha ido más lejos que en España en esa línea, como es la Universidad de Chicago. No hay un diccionario políticamente correcto, no puede existir. El diccionario tiene que recoger las palabras que hay, unas son correctas pero otras son manifiestamente incorrectas. El idioma lo utilizamos para ser educados pero también descorteses e incluso canallas. Esta es una realidad que ningún diccionario puede ocultar erradicando las palabras desagradables. La Academia no crea la palabra ni potencia su uso, pero debe registrarla porque está en el lenguaje popular.

-¿Extrapola esta respuesta al lenguaje sexista?

-En ese asunto que también es importante siempre digo que una cosa es el sexismo en el lenguaje, que existe, y otra cosa es la gramática de la lengua española, que obedece unas reglas que tienen su sentido en función de la naturaleza de nuestra lengua y que no están pensadas desde una mentalidad sexista o no sexista. El masculino inclusivo es la manera que el español tiene de integrar los dos sexos para evitar los dobleces que llevados hasta el fin de sus consecuencias harían imposible la comunicación. Siempre menciono este ejemplo: si como alguien en su día propuso (la política Bibiana Aído) hay que decir miembros y miembras, a partir de ese momento los brazos del cuerpo son miembros pero las piernas son miembras; es decir, cualquier manipulación en este sentido repercute en todo el sistema. Hay que tener una actitud hacia el lenguaje profundamente ecológica, hay que tener ecologismo lingüístico y respecto a un sistema de equilibrios que si se altera produce unas deformaciones importantes.

-¿En España se lee suficiente?

-Creo que no, que no se lee suficiente. En España los índices de lectura no son todo lo satisfactorios que deberían en función del desarrollo de nuestra sociedad, su nivel económico y educativo.

-Hábleme de la RAE. Si le pregunto por su situación económica...

-Le responderé que esta es una preocupación grande. Estamos soportando tres crisis económicas conjuntas. El presupuesto de la Academia cuando las cosas iban mejor procedían de los presupuestos generales del Estado en un 48 por ciento y sin embargo esta asignación se ha reducido en casi dos tercios. También dependemos de la venta de nuestras obras y últimamente la venta de libros está experimentando un recorte importante. En tercer lugar, la Fundación pro Real Academia Española tiene un capital de cuyos rendimientos la Academia obtenía una asignación anula y ahora está bajo mínimos. La sostenibilidad económica de la Academia es una preocupación que nos acompaña continuamente. Somos 70 personas trabajando en la RAE, de los cuales 46 son académicos.

-A punto de comenzar el curso, ¿qué radiografía hace de la universidad española?

-Fui rector durante ocho años y desde entonces tengo una gran preocupación por cómo van las cosas en el ámbito universitario. El mayor problema que veo es la burocratización. Antaño había burocratización en la administración, indeseable pero explicable, pero ahora está contaminando la docencia y la investigación y eso es nefasto para el sistema universitario.

-¿Qué libro está leyendo ahora Darío Villanueva?

-Terminando "Morir bajo tu cielo", de Juan Manuel de Prada, una novela sobre los últimos de Filipinas.

-¿Y escribiendo?

-Trabajo en un librito que espero poder terminar a tiempo sobre el cine en Ramón Gómez de la Serna porque dispongo de dos manuscritos inéditos.

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