Una camiseta azul de Valliniello y un chaleco rojo de la Vuelta a España son la combinación perfecta para Javier Díaz, presidente de la asociación de vecinos de Valliniello, motero de vocación y desde hace seis años conductor de una de las motos de apoyo de la Vuelta Ciclista a España. Díaz es responsable de llevar de "paquete" a un fotógrafo de agencias, uno de los encargados de documentar gráficamente las etapas por toda la geografía española. "Corremos bastantes riesgos, es una tarea peligrosa. Vamos metidos entre los ciclistas en el pelotón y estamos bastante vigilados para que no pase nada", explica el motorista.

Su vinculación a la Vuelta comenzó por afición a este deporte, unido a su pericia con la moto. "Siempre tuve moto, lo primero fue una Vespino", recuerda. Hace ocho años empezó a trabajar en la Vuelta a Asturias, y ese fue el inicio de su carrera: con la presente lleva seis vueltas a España, pero participó también en el Campeonato de España, en la ya mencionada Vuelta a Asturias, en el Mundial de Duatlón en Avilés y sueña con poder ejercer de motorista en el Tour de Francia. Para desempeñar este trabajo no vale cualquiera: tiene que ser alguien autorizado por la UCI.

El avilesino dedica a esta tarea el tiempo de sus vacaciones como trabajador de mantenimiento del Hospital San Agustín. Y pese a que es "muy cansado", reconoce que para los amantes del ciclismo y de la moto lo suyo es un privilegio. "Al principio te choca el ambiente de la competición, las etapas de montaña, la primera subida al Angliru... Con el tiempo te vas acostumbrando y te fijas más en otros detalles, por ejemplo en cómo rueda la gente, en el esfuerzo de las escapadas... Y cuando acaba la etapa, a la siguiente".

Respecto a la dificultad de llevar a un fotógrafo o a un cámara, Javier Díaz explica: "Mejor se va solo que con paquete. A veces se mueve, ellos buscan conseguir la mejor instantánea... Hay que anticiparse un poco, saber un poco de ciclismo y buscar la mejor posición para que los demás no se te adelanten. Vamos seis motoristas y nos vamos turnando, pero cada fotógrafo quiere conseguir la mejor imagen".

La actual competición, que concluye el domingo en Madrid, está siendo tranquila. "De momento el tiempo nos acompaña y no vivimos episodios tensos como el año pasado, cuando hubo algún accidente con las motos. Pero siempre es necesario ir con mucha prudencia", prosigue. El día lo pasa desde por la mañana con los ciclistas, en la zona de salida, y luego escucha sus conversaciones y sigue su esfuerzo en la etapa. La precaución tiene que ser extrema cuando, dentro del pelotón, tienen que atravesar por ejemplo un paso a nivel, o cuando se forman los angostos pasillos en los que los espectadores intentan arrancar la mejor instantánea con los móviles en la mano. "Los ciclistas son muy profesionales y saben que a veces los estorbamos, pero saben también que viven de la imagen. Ellos hacen su trabajo, nosotros el nuestro", apunta.

Seguir cada kilómetro de las etapas de la Vuelta le permite descubrir pueblos que de otra forma difícilmente conocería. Uno de los más bonitos que encontró este año, Urdax, en Navarra. "Pero para volver, siempre Asturias", sostiene.

A una semana vista del fin de la Vuelta, Díaz tiene su quiniela hecha: "Creo que ganará Cristopher Froome. Me gusta su forma de ser, es un tío campechano".