-De hecho han cerrado algunos centros, como el de Bratislava, mientras que el asturiano sigue creciendo.

-Así es, y es porque estamos demostrando que somos mejores, pese a que puede parecer que otros sitios sean más atractivos por un coste menor. El coste de personal no lo es todo, lo que importa es el proceso global.

-Hay novedades en la dirección del área financiera.

-Sí, James McKenny ha pasado a asumir todos los centros de servicio de la compañía, ha progresado en su carrera profesional. Le sustituyó como responsable del Centro de servicios de finanzas para Asturias Santiago Estévez.

-Otro asturiano.

-Sí, y fue uno de los ocho primeros que se contrataron hace veinte años, cuando se puso en marcha el Centro de Servicios de Asturias. Llega procedente del centro de Bratislava, y ha estado previamente en Alemania y Ginebra.

-La planta de Nomex se amplió en 2009 y se comenzó una segunda con el objetivo de lanzar un nuevo producto, ¿por qué sigue paralizada?

-Por un tema de cambio de mercado, que ha cambiado radicalmente en cuanto a los productos que fabricamos en ese tipo de procesos. Tenemos el proyecto en congelación viendo que otro tipo de aplicación se podría hacer para así continuar con la inversión, hay que diseñarla. Antes teníamos una demanda que no éramos capaces de satisfacer, pero ahora hay más producto del que se necesita para acabar la inversión.

-¿Y cómo es la salud del resto de plantas?

-Fenomenal, estamos trabajando en negocios muy fuertes dentro de la compañía. 2016 no es el mejor de los años, la economía está un poco loca y lenta, pero en agroquímicos no se espera más que crecimiento, Nomex es uno de los productos estrella de la compañía, la de ICL, que uno de los ingredientes para nomex, es un referente a nivel mundial en este proceso. Por ahora, si no hay un cambio radical en los mercados, el futuro es prometedor.

-¿Pero se han acabado las grandes inversiones, al menos a corto plazo?

-Inversiones estamos haciendo todo el tiempo, este año tenemos presupuestados diez millones de euros, pero para mejoras de capacidad, para mantenimiento... Si se refiere a una gran inversión para poner una línea nueva de producto, eso es algo que siempre está en la palestra, pero cristalizado como para poder anunciarlo en esta conversación, no.

-¿Teme que la entrada de los sindicatos en el complejo industrial de Tamón merme el modelo laboral implantado aquí?

-Espero que no. He hablado con muchos de ellos, pretendo hacerlo con todos, y veo ánimo de colaboración y la idea que nuestro sistema funciona y tiene que seguir haciéndolo. Espero que no entre la política y se estropee.

-Pese a su experiencia en Du Pont, Enrique Macián le habrá dado algún consejo.

-Enrique y yo hablábamos continuamente porque yo tenía responsabilidades sobre este emplazamiento en mi puesto anterior. Pero sí que me ha aconsejado mantener las relaciones con la comunidad, con los medios, con la Universidad, con el Gobierno, explicar con naturalidad y de primera mano lo que está sucediendo aquí, porque no hay nada que ocultar. Y aquí estamos hablando las dos (ríe).

-Una mujer con una dilatada carrera internacional en un puesto de alta dirección, ¿un ejemplo de que el género no es un lastre?

-Ser mujer nunca fue una barrera mental para mí y tampoco fue para nada un problema en la empresa para nada. No fue asumiendo puestos para llegar a un sitio concreto, me fueron ofreciendo cosas y las que me sonaban bien las fui aceptando. Esa flexibilidad me fue abriendo puertas. Ser mujer nunca fue un limitante en mi carrera. No es sencillo, pero tienes que escoger que es lo que quieres.