"Yo quería pasar las cadenas... ¡Pero vaya cola que hay!" La afluencia en San Adriano fue constante desde primera hora de la mañana de ayer, para participar en la fiesta del santo, aunque a decir de los veteranos de la fiesta no hubiera tanta afluencia como en años anteriores. Tal vez el cielo encapotado tuvo algo que ver, pero no impidió un día colorido en el que no faltó ninguno de los ingredientes de la celebración: pequeños vestidos de asturianos, picnics de mesa plegable y también de toalla por mantel, profusión de banderas de Asturias y de España, romeros a caballo y fieles para cumplir con la tradición de "pasar" las cadenas del santo en busca de un remedio para los males.

Acompañados de un intenso olor a cera de las velas que ardían en un lateral de la pequeña capilla de San Adriano, la avilesina Mari Paz González cumplió con el rito. "Vengo por tradición, porque mi padre es de Las Chavolas. Y da igual que me duela algo o que no me duela, es una tradición y la hay que mantener". A su lado también Martina Sampedro, de Piedras Blancas, dejó resbalar sobre su cuerpo las cadenas. "Todos tenemos algún dolor, pero vengo por tradición, siempre que puedo. Yo soy católica, y la tradición no es lo fundamental pero es un añadido". Una larga lista de historias y de dolencias pasó por la capilla, desde personas en silla de ruedas a niños que se frotaban de la cabeza a los pies.

La capilla fue escenario también de la misa, y punto de salida de la multitudinaria procesión en la que participó la Banda de Gaitas de Castrillón. Pero la fiesta tuvo más puntos de atención. Los niños tuvieron su espacio de juegos, y en el prao principal se desplegaron las carpas del bar, de las mesas para la comida y los escenarios de las orquestas, además de una fuga de agua motivada por la rotura de una cañería.

En una de las mesas de la carpa Dudo Álvarez y Mario González se afanaban para cortar un lacón. "Tiene su historia. Me tocó hace dos años en una fiesta de Navidad y lo hemos tenido empaquetado hasta ahora", explicó Álvarez. Y pese al miedo que tenían de que estuviera podre, esta familia de Piedras Blancas pudo disfrutarlo plenamente. Desde Llanera llegó Andrés Molinos, que ejerció de escanciador para su gente, y también de Piedras Blancas Rubén García Iglesias, que preparó la parrilla para las costillas a la sombra de un nogal.

La comida y la posterior sobremesa se prolongaron hasta tarde, y la música puso la animación para los grupos que disfrutaron de la fiesta. Los romeros cumplieron un año más en San Adriano y quitaron, al menos por unas horas, su mal.