La Real Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y la Santa Veracruz cumplió ayer, festividad de la Exaltación de la Cruz, con el rito de sacar a la calle una de las reliquias más valiosas de la ciudad: el Lignum Crucis. La banda de tambores de dicha hermandad acompañó la procesión desde la plaza del Carbayo, donde se adoró este fragmento de madera que se considera parte de la cruz en la que supuestamente fue crucificado Jesús, hasta la iglesia parroquial de Santo Tomás de Cantorbery, donde se celebró una multitudinaria misa por los cofrades difuntos cantada por el coro Amigos de Sabugo.

Ya por la noche, los cofrades confraternizaron en una cena en un hotel del centro de la ciudad. Las jornadas de exaltación de la Cruz son una cita clásica del calendario cofrade de Avilés. La cruz que luce en el centro del escudo de la Real Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad es el motivo que inspira una serie de actos organizados por esta popular entidad de Avilés y que tiene por objeto exaltar los valores relacionados con la Cruz donde expiró Jesucristo, uno de cuyos trozos se venera en Santo Tomás.

En mayo del año pasado se celebraron en Avilés diferentes actos conmemorativos por el 60º aniversario de la llegada del Lignum Crucis a la ciudad procedente del fragmento de madera que se conserva a su vez en el monasterio de Santo Toribio de Liébana. La ceremonia que se celebró ayer por la tarde -la adoración comenzó a las seis de la tarde en la iglesia vieja de Sabugo- congregó como cada año a numerosos devotos. La procesión al son de los tambores de la Cofradía de la Soledad también reunió a un número importante de personas en el barrio marinero.