El tío Ben descoloca al sagaz Peter Parker: "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad". Pero, "¿es así de verdad?A fin de cuentas, un gran poder conlleva una gran oportunidad de satisfacer todas las necesidades y los deseos, de forma que cabría reformular el lema: 'un gran poder conlleva una gran satisfacción personal'". Ea. Lo dice un tipo que se llama Christopher Robichaud, que es un filósofo que se licenció en el MIT de Massachusets, que es un sitio fetén. "¿Por qué iba uno a ser un superhéroe, empleando el poder propio para ayudar a los necesitados, cuando se podría vivir una supervida utilizando esos poderes en beneficio propio , de la familia y de los amigos?" Pues es verdad.
Peter Parker es un tipo normalillo tirando a tirillas, le pica una araña y empieza a petarlo. Cuando descubre lo de las telas de araña y lo de esa fuerza sobrehumana decide que lo primero será vencer al macarra del colegio. Los superhéroes también sufren acoso. Lo segundo, vencer en una competición para quedarse con el coche que le permitirá conquistar a Mary Jane. Mucha responsabilidad y muchas leches, pero ahí, lo primero que hace es ponerse digno y poderoso.
Es natural, es un guaje al que le ha sobrevenido la de mi madre.
¿Un gran poder y una gran responsabilidad? La tragedia de los superhéroes es que tienen que ser superresponsables. Incluso los malos: los malos quieren conquistar el mundo, no vencer al chulo del "insti". Es mejor ser responsable que irresponsable. Los actos tienen consecuencias y los "súperactos", "súperconsecuencias". Y así se explica, por ejemplo, que Peter Parker tarde tanto en aceptar su encarnadura heroica. El filósofo este americano formula una pregunta: ¿Le gustaría ser un superhéroe? La respuesta más fácil es la negativa. Es un coñazo. Como era un coñazo eso de ser fraile en la Edad Media y atribuirse la tarea de salvar la cultura y en consecuencia, el mundo entero.
