El bar Luces de la avenida de Cervantes, del barrio avilesino del Carbayedo, era una simple "pantalla" para vender hachís, según la conclusión de la Policía. "Los compradores entraban, pedían un agua, cogían la droga y se marchaban sin consumir nada allí. Otros ni eso. Llegaban en coche, se bajaban a por el hachís y luego se marchaban", declaró ayer uno de los agentes que desmanteló este punto de trapicheo, en octubre de 2012. Ayer fue juzgado en la sección tercera de la Audiencia, con sede en Oviedo, el joven marroquí M. B., quien, según la Policía y el fiscal Gabriel Bernal, se dedicaba a vender la droga, aparentando ser el camarero. El jefe de Estupefacientes de Avilés indicó en el juicio que fue el propio M. B. quien les indicó donde estaba la droga incautada -ciertamente poca, 83 gramos de hachís-, en un falso techo. La Policía llegó a este bar tras la denuncia de una mujer que le encontró un trozo de hachís a su sobrina de 13 años.

El fiscal pedía inicialmente una condena de seis años de cárcel, debido a la existencia de un centro escolar en las inmediaciones del bar. Después de escuchar la declaración del joven, de los testigos y agentes actuantes, decidió rebajar su petición a tres años y un día, así como al pago de una multa de 500 euros, al no estar convencido de que el acusado supiese que había una escuela en las inmediaciones. El joven, defendido por el abogado madrileño Luis Carlos Párraga, dijo en el juicio que la Policía le cogió allí de causalidad. "Fui a ver a un amigo y me dejó al frente del bar, pero yo no vendía droga", declaró. Una joven a quien la policía sorprendió con hachís en las inmediaciones admitió haber comprado la droga en el bar, pero no reconoció al acusado. "Ha pasado mucho tiempo", manifestó. Otros compradores, ni se presentaron al juicio. Junto a M. B. se procesó a otros tres marroquíes por vender hachís en un bar de Fernando Morán, pero este delito se desgajó del juzgado ayer.