Estos asuntos son los que más importan a los ciudadanos y son imprescindibles para el estado del bienestar. El PSOE no puede dejar al PP solo en el discurso de la economía y obviar la corrupción. Pedro Sánchez debe modificar su discurso y ejercer de Secretario General poniendo a los representantes territoriales a trabajar por el proyecto común.

Es cierto que la economía crece, según todos los analistas por la bajada del 50% en el precio del petróleo, por el aumento de las exportaciones debido a la mejora de la economía mundial, por el aumento del turismo debido a la situación del norte de África y por la decisión del BCE de "inyectar estímulos financieros en el mercado", es decir, fabricar dinero a espuertas, lo que hizo, también, que bajara nuestra prima de riesgo.

De la misma manera que crece la economía, crece la miseria, característica de la política liberal: estamos a la cabeza de Europa en pobreza infantil, aumento de las desigualdades, hogares sin ingresos, sin luz eléctrica, desahucios, subempleo, precariedad laboral, salarios bajos, etc. ¡Ah, y dicen que bajó el paro! ¿Cómo es posible si hay menos personas trabajando? Pues porque no cuentan a los que marcharon y a los que ya ni se apuntan.

Y en lo tocante a la corrupción, en toda la historia de Europa desde la II Guerra Mundial somos el país con el único Presidente del Gobierno responsable de un partido que, de toda su historia, tiene a sus tesoreros investigados, que tiene toda la pinta de ser una organización delictiva financiada con dinero negro, que por no colaborar con la justicia el juez tuvo que entrar en su sede (aunque podía haber entrado sin pedir información antes y no dar así la posibilidad de "limpiar" las estanterías). Un Presidente acusado de haber recibido dinero ilegalmente, responsable de haber entregado un ordenador manipulado para borrar datos, y animador de tesoreros en la cárcel: "Luis, sé fuerte" decía. El PP y sus votantes no pueden exigir a los demás que hagan Presidente a Mariano Rajoy Rey.