El barrio de Villalegre urge un lavado de cara. Así lo aseguran los vecinos, que día a día ven cómo se deterioran, por falta de mantenimiento, los elementos de sus calles. "En casi todo el barrio las baldosas están sueltas y el alumbrado deja mucho que desear. Todo esto está metido por registro en el Ayuntamiento pero, por el momento, nada. Y el problema es que llevamos así mucho tiempo", aseveró ayer Laura Cortés, presidenta de la asociación de vecinos de Villalegre. Uno de los problemas más graves está en la calle Reyes Católicos, donde las raíces de los árboles están levantando todas las aceras, aseguró Cortés. Los residentes, por esos motivos, tienen que andar con mil ojos para sortear las baldosas que están sueltas, rotas o ausentes o elevadas y así evitar el riesgo de un accidente.

Otro de los focos de las críticas de los vecinos está en el antiguo centro de salud del barrio. "De ahí siguen saliendo ratas enormes. Está completamente abandonado", sentenció la presidenta de la asociación. Por ello, "El Marapico" reivindica que se arregle el edificio y se dote de una nueva instalación sociocultural al barrio. "Lo que es la fachada está indecente y da muy mala imagen al barrio", aseveró.

Por el momento, lo que ya va a ser una realidad en Villalegre es el inicio de las obras de reurbanización de la calle Santa Apolonia. En estos momentos, el contrato, presupuestado en 2,8 millones de euros, está en licitación y el Ayuntamiento ya ha recibido un buen número de ofertas para hacerse con los trabajos. La previsión del gobierno local es que las obras comiencen antes de final de año, con más de un año de retraso -el proyecto estaba incluido en el presupuesto de 2015-.

El plan incorpora las dos soluciones que eligieron los vecinos en un proceso de votación ciudadana, el primero que organizó el Ayuntamiento: una glorieta para regular el tráfico en la intersección entre El Pozón y Llaranes y aceras de baldosas de terrazo. Eran las opciones más caras, ya que la rotonda cuenta con un presupuesto de 350.000 euros frente a los 200.000 euros que costaba acondicionar el cruce y dejarlo como en la actualidad -regulado por semáforos- y el pavimento de baldosas ascenderá a 831.000 euros frente a los 260.000 euros de la cubierta de aglomerado.