Construcciones Avilés (Coavisa), la empresa del Grupo Melca en estado de insolvencia y con trámites iniciados para la apertura de preconcurso de acreedores, generó pérdidas por importe de 1.846.527 euros en sus últimos diez años de actividad. Semejante "roto" en sus cuentas apenas fue reparado por la obtención de beneficios por valor de 734.789 euros en cuatro de los diez ejercicios económicos considerados. El saldo final del balance de la década es de 1.111.738 euros perdidos, cantidad que se corresponde casi de forma exacta a las pérdidas producidas entre 2012 y 2015, unos años en los que, además, la cifra media de plantilla cayó a plomo: de los once trabajadores que empleaba la empresa en 2008 a solo dos en estos momentos; la punta de personal del periodo considerado data de 2003, 70 empleados de media.
La cifra de negocio de Coavisa en sus últimos diez años de existencia retrata la decadencia de una constructora que marcó época en Avilés: frente a los 4,8 millones de euros que figuran en la contabilidad de 2005 como reflejo de la actividad de la compañía, el año pasado solo se generó un volumen de trabajo estimado económicamente en 4.389 euros, insuficiente incluso para pagar los sueldos; tanto es así que ese año las pérdidas fueron de 326.229 euros.
Todo lo anterior vendría a hacer evidente la ruinosa trayectoria de Construcciones Avilés en sus últimos años, bastante antes de estallar la crisis familiar que amenaza desde el pasado mes de mayo con desmantelar el conglomerado empresarial de Melca. Y es precisamente ese errático y penoso rumbo de Coavisa el que, según fuentes próximas a los nuevos gestores, tratan de corregir los actuales responsables del grupo haciendo valer su mayoría accionarial para apartar del control del holding a José Luis García Arias, el fundador. Su esposa (en vías de divorcio) y dos de sus hijos, Daniel y Elena García Becerril, tomaron el poder previa defenestración societaria del fundador (a quien apoya su hijo mediano, Miguel García Becerril) argumentando la necesidad de reorientar el negocio familiar, si bien la primera medida que adoptaron fue iniciar los trámites para proceder a la liquidación de Grupo Melca.
Coavisa es, desde hace cuatro días, el escenario donde se centra la trama del culebrón de la familia García-Becerril. Los nuevos gestores (dueños del 60 por ciento del capital de la constructora) exigieron la renuncia de José Luis García Arias como administrador de la empresa y la devolución de los 3,7 millones de euros que la sociedad debe a Cartera de Inversiones Melca (en liquidación) por los préstamos sucesivos que esta le hizo para mantenerla a flote. García Arias respondió con el anuncio de su renuncia al cargo de administrador, la declaración de insolvencia y la apertura del procedimiento de preconcurso de acreedores, lo que en términos empresariales se entiende como un enrocamiento en toda regla para dificultar el cobro de su deuda a Cartera de Inversiones Melca.
Puestos a hablar de "deudas", José Luis García Arias ha hecho pública la existencia de una por importe aproximado de 600.000 euros que tienen contraída con Coavisa él mismo, su esposa y sus hijos Daniel y Elena García por obras, reparaciones y reformas en sus respectivos chalés. A esto se une otra deuda de unos 400.000 euros que tiene la empresa SIA (la inmobiliaria del Grupo Melca) con Coavisa, de modo que todo junto importa un millón. García Arias opina que si de cobrar deudas se trata "convendría empezar por pagar las propias".
Coavisa, ahora en el ojo del huracán, la fundaron en 1987 Juan Vacas, Óscar Vidal, José Francisco Suárez y Alberto García. En febrero de 1991, Marcelino Fernández Villamarzo, recientemente fallecido, se hizo con el 70% de las acciones de la sociedad y, en noviembre de 1992, el Grupo Melca compró el 30% restante a través de dos de sus compañías. Fue en mayo de 2006 cuando Cartera de Inversiones Melca adquirió la mayoría del paquete accionarial, lo que logró al suscribir una ampliación de capital realizada para compensar las pérdidas. De esa fecha para acá las pérdidas no han cesado, siendo cubiertas por aportaciones continuas de García Arias.
