Avilés regresó ayer al pasado esplendoroso de las conquistas transoceánicas, en el siglo XVI, y con él volvió el Adelantado, Pedro Menéndez, en busca de compañeros de viaje para que le ayudasen a tomar de nuevo las tierras de San Agustín la Florida, "en manos del hugonote francés". El salto en el tiempo no olvidó el presente ya que el conquistador, interpretado por José Rico, aprovechó la ocasión para rendir un sentido homenaje a las centenares de víctimas que dejó el huracán "Matthew" en Haití, sobre todo, y en Florida (Estados Unidos). El recuerdo lo cerró el aplauso de las decenas de personas que acompañaron a los actores durante la recreación del reclutamiento de Pedro Menéndez por las calles de casco histórico, organizado por la asociación de vecinos del centro.

El Adelantado necesitaba para su aventura de 1565 unos 500 hombres, además de dinero, y ayer, en Avilés, los buscó entre clérigos, marineros, comerciantes, profesionales y nobles. La novedad de este año en la recreación fue la incorporación de los responsables de la mesa de mareantes, en el barrio de Sabugo. El espectáculo, previsto para la una de la tarde, comenzó con una hora de retraso debido a que en la iglesia vieja había una boda. Otro enlace también retrasó otro tanto el inicio de la representación por la tarde, en la plaza del Ayuntamiento.

Al representante de los marineros, el Adelantado pidió que reclutase marineros para la campaña así como dinero de entre lo que recaudasen por las pesquerías y la fabricación de naos para la travesía. La comitiva, ya por la tarde, recorrió el casco histórico. Pedro Menéndez primero se reunió con el almirante Esteban de las Alas, también avilesino, al que va a dejar al cargo del reclutamiento en la oficina del corregidor tras su partida y que más tarde también se convertirá en gobernador de la Florida.

Más tarde, en la calle Palacio Valdés, el Adelantado intentó convencer a herreros, hilanderas y campesinos de la necesidad de acompañarlo en esa "aventura incierta". "El Rey ordena el poblamiento de la Florida y se necesitan oficiales de las distintas artes para dar enseñanza a los que allí estén", afirma Menéndez. En la plaza de Valdecarzana se reunió con un mercader para pedirle parte de su capital y así sufragar la peligrosa campaña, que aunque cuenta con el aval del rey no con su compromiso de costearla. Y en Camposagrado visitó a su mujer, Ana María de Solís, y sus hijas a las que prometió intentar encontrar a su hijo Juan, desaparecido en una anterior incursión americana. "Espero que por buscar a vuestro hijo no os perdáis también vos", le dice su mujer.

El espectáculo concluyó en Carlos Lobo, donde departió con el prior de los franciscano y la madre superiora de la orden del Carmelo y con los que habla de la labor de evangelización.