La pesquería de bonito se le atraganta al Gobierno central, convertido en la diana que los pescadores del Norte están acribillando a críticas por la "nefasta gestión" de la campaña recién finalizada y que por primera vez en la historia hubo que cerrar de forma prematura y por orden administrativa debido, según la versión oficial, "al agotamiento del cupo disponible".

El enfado de los pescadores tuvo que ver, en primera instancia, con la "improvisación" de la Secretaría General de Pesca: "La decisión de cerrar el caladero de un día para otro denota el absoluto desconocimiento que tienen las autoridades de cómo funciona el sector y un total desprecio por la necesidad de planificar la actividad", criticaron los pescadores asturianos. En este contexto el director general de Pesca de Asturias, Alberto Vizcaíno, llegó a hablar de "caos".

Lejos de calmarse las aguas, según pasan los días el malestar va a más. El pasado fin de semana, la Consejera de Desarrollo Económico y Competitividad del Gobierno vasco, Aranxta Tapia, denunció que el Gobierno español "ha cedido a Francia una parte importante de la cuota del bonito del Norte; y es por eso, no por el agotamiento de la cuota, por lo que se ha tenido que cerrar de manera cautelar la pesquería".

Tapia aseguró que el Ministerio de Alimentación adoptó en febrero la decisión de intercambiar cuota de bonito con Francia "sin haber consultado a nadie, lo que aboca ahora al cierre absoluto de las capturas de bonito del Norte". Por todo lo anterior, el Ejecutivo vasco reclama que, de manera urgente, "se reparta la cuota de bonito del Norte como la de verdel y chicharro" (por autonomías) y que así cada flota pueda decidir sobre cómo gestionar la campaña.