La decidida intervención de un joven que se hallaba tomando unas cañas con varios amigos en una terraza de la plaza del Carbayedo evitó anoche una desgracia en el bajo abandonado del edificio número 18 del parque. El incendio de un colchón llenó de humo la estancia, donde en ese momento dormía J. G. A., un indigente que frecuenta el lugar y que al parecer no fue capaz de huir por sus propios medios del fuego. "De no ser por el chaval hubiera pasado algo muy gordo", sentenció un vecino.

El bajo donde se originaron las llamas corresponde a un edificio a medias de construir y que lleva abandonado varios años. El vecindario y los hosteleros de la zona expresaron anoche su malestar por la falta de atención municipal al peligro que entraña la habitual presencia de indigentes y personas sin techo que utilizan el inmueble para dormir. "No es el primer fuego que se produce y si alguien no toma medidas nos tememos que tampoco será el último", avisó uno de los residentes.

El grupo que jóvenes que alertó de las llamas, con ayuda de los empleados de un bar colindante con el local donde se originó el fuego, trataron de acabar con ellas con dos extintores, pero ni así pudieron controlar el fuego, por lo que avisaron a los bomberos. Entre tanto, uno de los jóvenes, alarmado por lo que parecían gritos de auxilio, decidió acudir en socorro de quién acabó siendo un hombre que se hallaba dentro del edificio abandonado. "Lo sacó como pudo, a rastras", relató un testigo.

Los bomberos del cuartel de Avilés desplazaron dos vehículos autobomba al lugar, donde también acudieron agentes de la Policía Local y una ambulancia del SAMU. Mientras los bomberos sofocaban las llamas, los sanitarios atendieron al indigente, identificado como un hombre de 52 años natural de Quirós y cuya ultimo domicilio conocido es el albergue de transeúntes de Avilés. El rescatador también requirió de asistencia médica, si bien su estado no aparentaba gravedad.

El interior del bajo donde se produjo el fuego almacena gran cantidad de basura, cartones y algún que oro colchón, material combustible que, unido a la práctica ausencia de barreras para acceder al interior, convierten el lugar en "un polvorín", o al menos esa es la advertencia que los vecinos quieren hacer llegar al Ayuntamiento, responsable en última instancia del estado de conservación de los solares abandonados.