"Decirle a un ciego que un obstáculo está 'allí' o 'ahí' es inútil. Gritarle para advertir de un peligro sólo sirve para asustarle. Y cogerlo en brazos para que suba una escalera es absurdo, basta con aproximarle al primer escalón". Consejos sabios y prácticos como éstos, no exentos de buen humor, fueron algunos de los que ayer dieron los miembros y colaboradores de la asociación Retina Asturias a la treintena de personas que se apuntaron a un taller organizado en Avilés para enseñar a cualquier persona a mejorar su interacción con las personas que padecen algún tipo de discapacidad visual, se calcula que más de 900.000 en toda España.

El presidente de la asociación organizadora del taller, Andrés Mayor, se prestó en algunos momentos del taller a hacer de cobaya para demostrar que a un ciego se le debe orientar utilizando indicaciones claras y precisas: derecha, izquierda, detrás o delante. Otra técnica muy útil es usar el método de orientación basado en el minutero del reloj: "Sentados a la mesa o en un recinto cerrado es útil indicar a la persona ciega que tal o cual objeto se halla a las dos o a las ocho, en referencia a las horas del reloj".

No obstante, Andrés Mayor aconseja que el primer paso para prestar ayuda a un invidente debe ser preguntarle si desea ser ayudado: "La línea roja al respecto tiene que marcarla el interesado". En caso afirmativo, la actitud del guía debe ser dar el codo o el hombro a la persona ciega para que ésta se coja: "El guía irá delante, separado aproximadamente medio metro, que es la distancia necesaria para que la persona invidente se detenga en caso de peligro o necesidad".

El presidente del colectivo Retina aconsejó, por último, ser naturales y concisos en las conversaciones cuando se entabla diálogo con una persona ciega y no abusar de los eufemismos: "Los ciegos tenemos asimilado que no vemos; no pasa nada por hablar usando el verbo ver".