El pesimismo se ha instalado en la fábrica avilesina de Alcoa toda vez que los términos conocidos de la subasta del servicio de interrumpibilidad para 2017 (los pagos que se hacen a las plantas industriales que están dispuestas a desconectarse del sistema eléctrico en caso de necesidad) están muy lejos de las expectativas de la multinacional, que asegura depender de esas retribuciones para mantener la actividad productiva de sus tres factorías en España. La previsión de bloques de energía interrumpible a subastar es la misma del año pasado -cuando Alcoa quedó al borde del precipicio-, pero la asignación económica del Ministerio de Industria para retribuirlos ha sido recortada en un 16 por ciento de media.

"Hemos hecho cálculos y estimamos que, de repetirse el resultado de la subasta del año pasado, Alcoa perderá 10 millones de euros, lo cual es tanto como abocarla a que ponga un pie en la tumba", manifestó Sergio Sobrido, miembro del comité de empresa de Alcoa-Avilés en representación de la USO. CC OO y la UGT no ponen números al probable quebranto, pero admiten que la situación es delicada; tanto José Manuel Gómez de la Uz como Daniel Cuartas, los portavoces de las centrales mayoritarias, sostienen que salvo que Industria saque a subasta diez bloques de 90 megavatios (MW) -el año pasado fueron ocho- "Alcoa será un año más la gran perdedora de la subasta, con lo que eso implica de incertidumbre para el futuro de las fábricas". El proceso de venta de sus fábricas españolas de aluminio primario (como la de Avilés) en el que está inmersa Alcoa añade más inquietud: "Sin acceso a las retribuciones por interrumpibilidad en unas cantidades que garanticen la viabilidad de las fábricas, éstas no valen nada y nadie querrá comprarlas", sentencia Cuartas.

Alcoa obtuvo en 2013, cuando aún no regía el sistema de subasta para repartir el dinero del servicio de interrumpibilidad, una retribución de 190 millones (para el conjunto de sus tres factorías en España); al año siguiente fueron 160 millones y en 2015, el primer año con subasta de por medio, 150 millones, una cifra similar a la del ejercicio en curso. De ser buenos los cálculos de la USO, la cifra volvería a caer, ahora a 140 millones, y la compañía entraría en un escenario de costes que se presume inasumible. El dinero que dejan de recibir las industrias, y que es consecuencia de la cada vez mayor competencia que mantienen en la subasta para repartir los pagos por interrumpibilidad, se lo ahorra el Estado y en última instancia los consumidores, a los que les mengua la parte del recibo de la luz que retribuye el servicio de interrumpibilidad.

Precisamente, el delegado de la USO en Alcoa Sergio Sobrido critica que el Gobierno del PP "anteponga el control del déficit a la competitividad de la industria, una señal inequívoca de cuáles son sus prioridades económicas".