La rula de Avilés, la que más pescado comercializa de toda la región, fue objeto ayer de una doble sacudida cuyos ecos repercutieron en toda Asturias. Primero, se hizo pública la dimisión del gerente nombrado el pasado mes de enero, el avilesino Alfredo Caunedo García; y a renglón seguido, el anuncio de que el elegido para reemplazarle será Ramón Álvarez Suárez, la persona que llevó el timón de la rula desde su apertura en 2009 hasta octubre de 2015, cuando la presión se le hizo insostenible y pidió la cuenta en el marco de una inspección fiscal que detectó irregularidades contables por las que la sociedad Nueva Rula de Avilés acabó siendo multada con 1,2 millones de euros. El relevo será efectivo el próximo día 1 de noviembre; hasta esa fecha Caunedo seguirá en funciones de gerente, pero con las maletas hechas.

La primera reacción a este cambio directivo llegó por boca de Alejandro Álvarez, secretario de la cofradía de pescadores "Virgen de las Mareas" de Avilés, una entidad que posee el 33 por ciento del capital de la rula y que se halla enfrentada a la mayoría del consejo de administración, integrado por el Principado de Asturias y la Autoridad Portuaria de Avilés. Álvarez admitió la "sorpresa " que constituyó para la Cofradía la dimisión de Caunedo "pese a que algo se venía rumoreando al respecto desde hace unos días", pero el verdadero bombazo fue la repesca de Ramón Álvarez: "La noticia nos produce estupor y vergüenza puesto que es a todas luces irresponsable, negligente e insensato volver a dar el mando de la rula a una persona que sólo por el hecho de haber inducido el fraude fiscal que detectó la Agencia Tributaria y que le supuso a la rula una multa millonaria está absolutamente inhabilitada para ocupar de nuevo la gerencia".

El presidente de la Autoridad Portuaria de Avilés, Santiago Rodríguez Vega, explicó que Alfredo Caunedo, el gerente dimisionario, planteó durante el verano su deseo de abandonar por la existencia de nuevas expectativas profesionales que le atraían más que la gestión de la rula. No es menos cierto, además, que Caunedo no halló en ningún momento la química necesaria para tomarle el pulso a un sector tan complejo como el pesquero y que el ambiente hostil que le rodeó, con la cofradía avilesina de pescadores en guerra declarada contra la rula y su equipo directivo, acabaron por minar su moral. El mal año pesquero y la progresiva fuga de barcos a otros puertos tampoco ayudaron a Caunedo a cumplir sus expectativas. El interesado tuvo ayer todo el día el teléfono móvil apagado o fuera de cobertura, por lo que este diario, pese a intentarlo, no pudo recabar su versión acerca de la renuncia al cargo.

Sobre la sorpresiva repesca de Ramón Álvarez, Rodríguez Vega explicó que "con todos los respetos hacia otros posibles candidatos, no hay nadie en Asturias que tenga mejor perfil que él para asumir la gestión de la rula de Avilés". El presidente del Puerto, que consensuó con el resto del consejo de administración la decisión de proponer a Ramón Álvarez su vuelta a la rula, recalcó que "cuando Ramón decidió marcharse hace un año lo hizo por razones personales; nadie le echó". En consecuencia, razonó Rodríguez Vega, "no existe ningún rencor ni prejuicio hacia su persona; al contrario, estamos convencidos de que su vuelta a la rula será muy positiva". El director general de Pesca, Alberto Vizcaíno, incidió en esta idea: "Por más que algunos quisieron ver en su momento a Ramón Álvarez como una cabeza de turco que los consejeros de la rula nos cobramos para responsabilizarle del varapalo fiscal, su regreso evidencia que no fue así. Creemos en su valía profesional y por eso le hemos ofrecido una segunda oportunidad".

Desde la cofradía de pescadores temen que el regreso de Ramón Álvarez agrave "la marcha errática de la rula, que este año presenta un balance comercial nefasto". El secretario de la entidad, acusa al presidente del Puerto de gestionar la lonja "como si fuera su cortijo", una percepción fundada "en la designación a dedo de Ramón Álvarez para el puesto de gerente después de haber convocado un casting del que salió elegido un señor (Alfredo Caunedo) que, como entonces avisamos, no tenía ni idea de la gestión de una lonja de pescado y así nos ha lucido el pelo en estos meses". La cofradía incluso sospecha que "todo esto parece el guión de una trama política escrita hace meses para que Ramón Álvarez desapareciera de escena cuando estaba candente la polémica por la inspección de Hacienda a sabiendas de que, tiempo más tarde, sería rehabilitado a cambio de guardar silencio".