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Los niños que susurran a los perros

Nueve escolares del San Fernando participan en un programa de terapia asistida con canes pionero en la ciudad

"Nahual" lame a un niño en la cara.

"¡Que ya vienen "Nahual" y "Güelcom", chicos! ¡Que ya vienen!" "Nahual" y "Güelcom" son dos perros, de las razas papillón y border collie respectivamente, que participan en la terapia asistida para alumnos con necesidades especiales que organiza el colegio San Fernando. En esta iniciativa, "pionera en la ciudad", participan un total de nueve niños con edades comprendidas entre los tres y cuatro años que tienen dificultades para comunicarse. Pero esas pequeñas barreras desaparecen cuando los canes entran en el aula. El silencio y la quietud dan paso al agitamiento. Y es que a los peques se les ilumina la cara cuando se les acercan los animales. Los achuchan, acarician, besan y hasta les dan "chucherías" para premiarles. "Se vuelcan con ellos. Incluso en la primera sesión, un niño que nunca dice su nombre, lo hizo para darle una galleta al perro. Estamos impresionados", aseguró la jefa de estudios de innovación educativa del colegio, Mónica Rodríguez Corominas.

"Es un recurso más para trabajar con los niños. No deja de ser el trabajo y la terapia de un psicólogo, pero utilizando un agente de apoyo, en este caso el perro", explicó Cristina López-Escobar, de la compañía Diversican. López-Escobar está acompañada en las terapias por Inés Jiménez, también psicóloga y terapeuta ocupacional, y María Cangas, terapeuta ocupacional.

Para tratar de estimular las capacidades comunicativas de los perros, las terapeutas organizan juegos con animales y niños. Llamar a los perros para que acudan, realizar gestos, aprender a abrazar... Todo vale. "Algunos aprenden antes a compartir con los canes que con sus propios compañeros. Es maravilloso ver cómo se relacionan. En la última sesión, incluso una profesora se emocionó al ver cómo evolucionaba uno de sus alumnos", recordó López-Escobar. Aunque los niños tienen cierta autonomía durante los 45 minutos que dura la sesión, siempre está muy controlado por las profesionales. "Consensuamos los objetivos y las necesidades de los pequeños con los profesionales del centro", abundó.

Aunque en la sesión de ayer "Nahual" y "Güelcom" fueron los protagonistas, no son los únicos canes que participan en las terapias. "Tenemos un total de cinco perros, y vamos alternando en función del tipo de trabajo que queramos llevar a cabo. A veces usamos razas grandes y otras pequeñas", explicó la terapeuta Jiménez, al frente de la compañía Ciudadano Can.

Los animales utilizados para estas terapias son de razas "consideradas en el top 10 de inteligencia" y llevan a sus espaldas un adiestramiento de muchos meses. "Para que el can pueda estar preparado para este tipo de sesiones requiere un entrenamiento de dos años. Aunque luego ellos siguen aprendiendo siempre", aseveró Jiménez.

Durante la sesión, asombra ver la tranquilidad y cariño con la que los perros acogen y reciben los juegos de lo niños; algo que no pilla por sorpresa a Jiménez. "Son animales muy equilibrados y tranquilos. No se asustan porque haya niños o ruido. Se adaptan con total normalidad a cualquier tipo de escenario", aseguró. "Al final los perros funcionan igual que las personas, hacen lo que más les conviene", abundó la experta, que ayuda a los niños a comunicarse a través de los animales.

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