La relación de la parroquia castrillonense de Santiago del Monte con los aviones va más allá de ser el lugar donde se asienta el único aeropuerto de Asturias. Casualidad, o no, este pueblo es la cuna de un pionero de la aviación española. Poco más de 80 años separan el nacimiento de Manuel Menéndez Valdés y la inauguración del aeródromo regional. Manolo el de la Casona, como era conocido en la zona, vino al mundo en 1886. Aviador, ingeniero, viajero y tachado de espía por Francia, que lo condenó a muerte en 1918, este ilustre castrillonense tuvo una vida de aventuras y de éxito profesional que dejó plasmada en algunos libros.

Manuel Menéndez Valdés era ingeniero naval de profesión cuando participó en 1912 en la II Semana de la aviación de Barcelona, al mando de un monoplano Deperdussin, propiedad del piloto francés Lecombe. Son los primeros datos públicos de este castrillonense del que apenas queda recuerdo en la parroquia en la que nació y en la que aún hoy se conserva su vieja casa familiar.

Miembro de la Escuela Nacional de Aviación (ENA), en septiembre de 1913 acompañó al entonces ministro de Fomento, Rafael Gasset y Chinchilla, en el viaje en el que el político sobrevoló Madrid y los alrededores de Getafe, donde estaba la sede de la entidad. Es decir, Menéndez Valdés acompañó a Gasset y Chinchilla en el primer viaje de un miembro del Gobierno de España en avión. Poco después, la Escuela Nacional de Aviación envió un grupo de aviadores españoles, entre los que se encontraba el asturiano, a Francia para formarse como piloto y profesor.

Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), Menéndez Valdés se marchó a trabajar a París, donde es detenido y acusado de espía para otras potencias. Tras el juicio, es condenado a muerte. Él siempre negó estar relacionado con esta práctica secreta. Terminado el conflicto bélico, los franceses le conmutaron la condena a muerte por cadena perpetua y lo condenaron a trabajos forzados en una prisión de la Guayana, en Sudamérica, de donde se fuga. Tras años de viajes, se instaló en Gijón y después en Jaén, donde falleció. En su libro autobiográfico "Regreso de la muerte", Menéndez Valdés recuerda su periplo para llegar a España tras fugarse de la cárcel gala. "Llego el 22 de febrero de 1922 a La Coruña. Desde aquí viajo a Gijón en ferrocarril. El calvario duró tres años y nueve meses", relata.

El proyecto de construir un aeropuerto en Asturias nació en la Cámara de Comercio de Gijón y después se sumaron a él tanto la de Oviedo como la de Avilés. El entonces presidente de la entidad cameral avilesina, el empresario castrillonense Juan Sitges, fue uno de los artífices de que el aeródromo se ubicara en Castrillón, concretamente en la parroquia de Santiago del Monte, cuna de un pionero de la aviación española.