"Con las cenizas esparcidas o enterradas todos nos vamos a ir de aquí", manifestó ayer el párroco de La Carriona, Alfonso Abel Vázquez, durante la homilía por la festividad de Todos los Santos que se celebró en el camposanto avilesino. La eucaristía comenzó unos quince minutos más tarde lo previsto debido a la indisposición de una anciana que recibió asistencia sanitaria en el mismo lugar por manos profesionales voluntarias y, posteriormente, por sanitarios que la trasladaron en ambulancia al Hospital San Agustín. No fue el único caso. Un niño también sufrió un mareo durante la celebración litúrgica. Y es que el camposanto municipal era ayer un hervidero de personas y emociones. A todas ellas dedicó sus palabras Vázquez, que hizo alusión a una auténtica "muchedumbre".

"Detrás de cada lápida hay una historia y un recuerdo. Aquí están enterradas personas de ahora y de otros siglos, gentes de aquí y de muy lejos que quisieron caminar como siervos de Dios. Vosotros lleváis días viniendo al cementerio para poner guapas las tumbas de vuestros padres, hijos, hermanos... Pero las flores se marchitan y las velas se apagan. Por eso, vuestra llama debe permanecer siempre encendida", sentenció ante decenas de fieles que escucharon los consejos del religioso en completo silencio.

La festividad de Todos los Santos congregó a numerosas personas en los cementerios de la comarca avilesina durante toda la jornada, pero el de La Carriona fue el máximo exponente del gentío arremolinado en torno a las sepulturas de sus seres queridos. "Aquí hoy estamos en La Carriona, en nuestro Monte Tabor, para encontrarnos con otras personas que nos llenan el corazón de esperanza", recalcó Alfonso Abel Vázquez. La homilía se prolongó, aproximadamente, media hora. La colecta se hizo este año para sufragar los gastos de reparación de la iglesia y el sistema de megafonía instalado en el centro para celebrar esta fecha. Tras la misa, algunos feligreses se aproximaron de nuevo a los sepulcros y le pidieron al sacerdote el rezo de responsos.

Fuera del recinto sacro, los aparcamientos del cementerio fueron insuficientes para dar cabida a tanto coche. En La Carriona tampoco había un hueco libre y muchos optaron por dejar sus vehículos en una mediana superficie comercial próxima al camposanto. En algunos casos, el caos circulatorio fue monumental y desquiciante. Acceder a la rotonda de Buenavista fue cuestión de paciencia. La misma situación se repitió en la mayoría de los cementerios de la comarca avilesina. Los agentes de la Policía Local se encargaron de regular el tráfico durante buena parte de la mañana, cuando la afluencia de fieles al camposanto de La Carriona fue más numerosa coincidiendo con la misa de campaña.

Por la tarde, a las cuatro y media, se celebró la segunda misa de la jornada en La Carriona. Los actos litúrgicos en el camposanto avilesino concluirán hoy con una misa en la capilla del cementerio a las seis de la tarde. En el resto de parroquias la mayoría de las misas se celebrarán en los templos. Entonces tocarán a su fin las fiestas de Todos los Santos y los Difuntos, celebraciones ligadas al recogimiento y la reflexión sobre la temporalidad del ser humano.

Para festejar esta efemérides los avilesinos se esmeraron en los últimos días en decorar las tumbas. Pompones, crisantemos y gladiolos competían ayer con los más tradicionales puñados de claveles y rosas en los sepulcros. En algunos casos, las flores tapaban las lápidas. En otros, un simple capullo ensalzaba el humilde sentido de la ofrenda. También se colocaron decenas de velas. En pocos días las flores, marchitas o ya recogidas, darán a los camposantos su aspecto habitual: frío, triste, de mármol blanco.