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Los nuevos gestores de Melca liquidan Montajes Eléctricos del Cantábrico, la mayor firma del grupo

Los responsables del "holding" que fundó García Arias venden propiedades inmobiliarias de la primera empresa de la corporación y despiden a su personal - Daniel García Becerril se hizo cargo de la compañía de importación y exportación en julio de este año con un sueldo de 28.800 euros al mes

Los nuevos gestores de Melca liquidan Montajes Eléctricos del Cantábrico, la mayor firma del grupo

Los nuevos gestores del grupo Melca ultiman la liquidación de la empresa Montajes Eléctricos del Cantábrico, la sociedad con mayor capital del conglomerado y la más antigua de las que conforman el "holding" que fundó el empresario avilesino de origen gallego José Luis García Arias. La viabilidad de este "holding" -uno de los mayores del Principado: cuenta actualmente con un centenar de empleados- está puesta en duda desde que el pasado mes de julio dos de los hijos de García Arias (Elena y Daniel García Becerril) y su esposa (Isabel Becerril Santos) tomaron el poder del grupo por desacuerdos con la gestión llevada a cabo por el veterano empresario. Entonces los tres socios -que detentan la mayoría accionarial- nombraron a Daniel García Becerril liquidador de Cartera de Inversiones Melca (la matriz de Montajes Eléctricos del Cantábrico y de una decena larga más de sociedades filiales) y, al tiempo, administrador de la sociedad que ahora -desde hace unos días- ya carece de actividad. García Becerril cobra 28.800 euros al mes por sus servicios como administrador de la primera empresa en nacer y la primera en desaparecer, según el fundador.

Montajes Eléctricos del Cantábrico echó a andar el 26 de agosto de 1970, es decir, hace ya 46 años. El 29 de julio de 1972, José Luis García Arias tomó el control de una sociedad que había nacido para desarrollar, principalmente, actividades auxiliares a Ensidesa. Con el correr de los años, el objeto social de la compañía cambió en varias ocasiones. Últimamente, se dedicaba a la importación y a la exportación y, además, era la cabeza de puente del grupo Melca en la isla de Cuba, donde en los años 90 dio empleo en varias fábricas a algo más de 9.000 personas.

Lo que el liquidador ha hecho estos días ha sido despedir al personal de la sociedad en el Caribe y vender, a la vez, las propiedades inmobiliarias que le quedaban, es decir, convertir en dinero una firma comercial que fue fundamental para el desarrollo económico de la comarca de Avilés. Según fuentes consultadas, los liquidadores de Cartera de Inversiones Melca tienen que pagar al representante de la sociedad, "a algún proveedor e ingresar en la matriz el dinero sobrante para, en su día, repartir entre los socios", esto es, los dos hermanos Daniel y Elena García, la madre de ambos, por un lado, y, por el otro, el propio José Luis García Arias y su segundo hijo: Miguel García.

La obligación legal de los liquidadores de la empresa matriz Cartera de Inversiones Melca -desde que tomaron el poder en la sociedad- es vender las empresas que componen el "holding". Los liquidadores habían declarado en varias ocasiones que "si finalmente se acordase la disolución de la sociedad 'holding', esta decisión nunca afectaría a las sociedades operativas del grupo o a sus empleados; antes al contrario, la voluntad mayoritaria de los socios, primeros interesados en potenciar el grupo, es precisamente la contraria: mejorar la gestión actual". Este deseo expreso difiere un tanto con la realidad en que se encuentra Montajes Eléctricos del Cantábrico, que es una empresa que cuenta con un capital social de 4.823.355 euros. Según ha podido saber este periódico, ya están en la caja de la empresa y en los bancos algo más de 4,5 millones.

El liquidador García Becerril, según el fundador de la sociedad, ha obrado "en el más absoluto de los anonimatos, sin informar a sus socios, a los trabajadores o a los acreedores". Entiende García Arias que el dinero recaudado con el cierre de Montajes Eléctricos del Cantábrico "no puede ser invertido en crecimiento de ninguna sociedad del grupo". Y añade a este respecto: "Cuando se liquide todo, acabará la función". Montajes Eléctricos del Cantábrico se adelanta a Arside Construcciones Mecánicas, cuyo futuro está en entredicho por la falta de obra encargada y también por el vaciado de los almacenes de la sociedad auxiliar dedicada a a construir reductores.

La historia de Montajes Eléctricos Melca se inició en el despacho del notario Emiliano Javier Migoya. En él, se constituyó una sociedad con un capital social de 1,5 millones de pesetas. El 70 por ciento de aquel capital lo puso la empresa López de Haro y el resto, varios socios particulares, entre ellos, García Arias, que tomó el control de la sociedad dos años después. El 60 por ciento de lo controlado por García Arias se dividió entre el propio García Arias y su esposa (Isabel Becerril) en 1986. "Entonces se sembró la primera semilla de la liquidación de la sociedad", apostilló García Arias. "La segunda se plantó en 1992", añadió el veterano empresario. "Siendo Elena García menor de edad -17 años- y con la necesaria emancipación de sus padres le fue transferida el 19 por ciento de la empresa", según fuentes consultadas. Según estas mismas fuentes, este 19 por ciento creció hasta el 21 por ciento por una reducción de capital por amortización. Los otros dos hermanos accedieron a la propiedad de la parte Elena García por un acuerdo privado de tal modo que cada uno es dueño del 11,14 por ciento del total de la compañía.

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