La tramitación de la licencia para reanudar la construcción en el solar de los edificios-esqueleto de La Vallina continúa. La intención tanto de la empresa que desarrollará los trabajos como del Ayuntamiento es que la actuación se retome cuanto antes tras más de un lustro paralizada. "La empresa expresó su interés en contratar a desempleados de Gozón para ejecutar la obra", señaló el alcalde, Jorge Suárez. La obra se ejecutará por fases, como ya indicó el regidor hace semanas. La primera se centrará en edificar los dos bloques más próximos al campo de fútbol de Miramar, donde juega el Marino de Luanco. "La intención de la empresa es concluir esa primera fase antes del próximo verano; eso sí, todo estará vinculado con la tramitación de la nueva licencia y la finalización del expediente de caducidad de la anterior -vencida hace meses-", destacó Jorge Suárez.
Esta actuación urbanística comenzó a desarrollarse en 2008, coincidiendo con el estallido de la crisis económica. Estos edificios situados frente al poblado chabolista de La Paxarada eran un claro ejemplo de la burbuja inmobiliaria en la comarca avilesina. La obra quedó definitivamente parada el 28 de enero de 2010 tras meses de inactividad. Ahora, casi siete años después de aquella fecha, el Ayuntamiento ve la luz al final del túnel y respira al comprobar que esa operación urbanística le reportará unos ingresos con los que no contaba al principio de mandato.
"La inversión total ronda los once millones de euros", indicó Suárez, que expresó además que el impuesto de construcciones a pagar por la empresa supondrá aproximadamente un cinco por ciento del total.
"Una de las cuestiones que me han trasladado los promotores es su interés en fomentar esos edificios para que se conviertan en residencia habitual y no en segunda vivienda", destacó el regidor gozoniego. El centenar de pisos repartidos en cinco bloques serán vivienda libre, a razón de una media aproximada de veinte casas por edificio.
Hasta el momento, la promotora ha renovado el vallado perimetral de un terreno que mantendrá en pie todos los "edificios-esqueleto" levantados a finales de la pasada década.
