Las empresas electrointensivas (como Alcoa, Asturiana de Zinc y Arcelor-Mittal) podrán pujar por diez lotes de 90 megavatios en la subasta eléctrica que se desarrollará en Madrid la próxima semana. Según comunicó ayer Red Eléctrica, saldrán a subasta 340 bloques de cinco megavatios y diez de 90, dos más que en la convocatoria del año pasado. Este anuncio ha supuesto una bocanada de aire para los trabajadores de la aluminera, esperanzados en que la multinacional consiga al menos un bloque de 90 megavatios para la factoría de Avilés. Desde el comité de la fábrica de San Balandrán reclaman a la empresa que vaya "a por todas" a la puja, que se desarrollará en el recinto ferial madrileño entre los días 14 y 18 de noviembre, una convocatoria crucial para el futuro del aluminio primario en España. Y la multinacional asegura que así será. "La compañía va a acudir a la subasta de interrumpibilidad con el objetivo de obtener el máximo valor posible para las tres plantas (Avilés, La Coruña y San Ciprián) con el fin de mejorar su competitividad. Hasta que no se celebre la subasta no vamos a especular con la convocatoria ni con los resultados", aseveró ayer una portavoz de la firma en España. El mismo mensaje que en anteriores convocatorias.

Las compañías grandes consumidoras de energía, como Alcoa, tienen especial interés en conseguir llevarse los lotes más importantes, los de 90 megavatios, en la subasta de interrumpibilidad, el sistema ideado para repartir los pagos que se hacen a las plantas industriales que están dispuestas a desconectarse del sistema eléctrico en caso de necesidad. Las bases de la convocatoria establecían que se podría pujar por un máximo de 13 y por un mínimo de siete bloques de mayor potencia. Los sindicatos venían reclamando el tope máximo, pero al final serán diez los que saldrán a subasta, dos más que el año pasado. Las estimaciones sindicales apuntan a que la aluminera consiguió una retribución de unos 150 millones de euros para sus tres factorías con motivo de la última convocatoria de la subasta.

"La lectura que hacemos es positiva respecto a la subasta del año pasado puesto que saldrán dos bloques más de 90 megavatios, pero con cautela. No sabemos el número de empresas certificadas, por lo que desconocemos las opciones reales que tenemos", señaló el presidente del comité de empresa, José Manuel Gómez de la Uz. El sindicalista de CC OO pidió a la compañía que acuda a las pujas con el fin de "obtener el mayor número de bloques posible". Y apostilló: "Y que no vuelva a dejar tiradas en la cuenta a las plantas de Avilés y La Coruña, que se repartan los bloques entre las tres fábricas".

A juicio de Daniel Cuartas, de MCA-UGT, "sigue la incertidumbre". "No sabemos cuántos bloques grandes han solicitado en total las empresas, lo único que sabemos es que se podrá pujar por dos más que el año pasado. En 2015, el máximo establecido en la convocatoria eran once y salieron ocho. Este año el tope eran trece y saldrán diez. Mejor diez que ocho, pero tampoco sabemos cómo va a incidir en la empresa y en la fábrica. Alcoa tiene que ir a por todos los paquetes solicitados", dijo.

Sergio Sobrido, de la USO, se mostró optimista. "Creemos que tenemos opciones reales de conseguir un bloque de 90 megavatios para Avilés. No es que sea la panacea (haría falta mucha más interrumpibilidad para que la planta fabricase al cien por cien), pero nos permitiría encarar 2017 con mejores condiciones que estos dos últimos años. Sería un balón de oxígeno para seguir presionando y conseguir que se establezca de una vez un sistema más estable y a largo plazo que este modelo de subasta, que nos mantiene en vilo año tras año", apuntó.

El sistema de subasta nunca gustó a Alcoa, que en 2014 incluso amagó con el cierre de las fábricas de Avilés y La Coruña tras no obtener los resultados esperados. Este año, además, se suman otros dos factores: la posible venta de las tres factorías y la escisión de la multinacional en dos firmas.