La avilesina acusada de llevarse a su hijo, ahora de seis años, a vivir a Madrid sin el consentimiento del padre declaró ayer que huyó de la ciudad con el menor por temor a su vida, y tras unos incidentes que no se pudieron probar pero que asegura que son ciertos aunque el caso quedó sobreseído, como un supuesto intento de atropello por parte de su expareja en septiembre de 2014. A la salida de la vista oral, la mujer, visiblemente abatida, declaró como había hecho anteriormente ante el juez: "Pido justicia por todas aquellas mujeres a las que la justicia llegó tarde y no tuvieron oportunidad de huir como hice yo. Porque yo huí, y no hay nada más triste que dejar tu vida por la puerta de atrás". La acusada hizo uso de su derecho de alegato final para mostrarse ante el magistrado como víctima de violencia machista. Su expareja y padre de su hijo fue condenado en el año 2011 a 22 meses de prisión y a una orden de alejamiento.

El abogado de la avilesina, José Manuel Rodríguez, manifestó en sus conclusiones que su defendida huyó a Madrid "por pánico, tanto por su integridad como por la del menor". Y pidió, como había hecho anteriormente, la libre absolución de su cliente. Pero se quedó solo. La representante del Ministerio Fiscal mantuvo la solicitud de penas para la acusada de tres años de prisión y cinco de retirada de la patria potestad por llevarse a su hijo a vivir a Madrid sin el consentimiento del padre del niño y sin contar con los informes favorables del EITAF (Equipo de Intervención Técnica de Apoyo a la Familia).

La fiscal hizo alusión al incumplimiento del régimen de visitas -una técnico del EITAF ratificó ayer ante el magistrado que se incumplió "en el 60 por ciento de los casos"- y el sobreseimiento de las actuaciones en el supuesto caso de atropello. La acusada, recordó la fiscal, ostentaba la guarda y custodia de su hijo menor de edad (nacido en el año 2010) sometida al cumplimiento de una serie de condiciones, entre ellas la intensificación de la intervención de los EITAF y que la escolarización del menor se realizara en un centro de Avilés para permitir un mejor seguimiento por el citado Equipo de Intervención y evitar que se alejara al menor de su lugar de domicilio. La patria potestad era a su vez compartida por ambos progenitores, lo que suponía que ninguno de ellos podría adoptar decisiones que afectasen al menor sin contar con el consentimiento o conocimiento del otro progenitor y un régimen de visitar a favor del padre, que se debía cumplir a través del punto de encuentro. La representante de la Fiscalía subrayó por su parte que en este caso no se puede tener en cuenta jurídicamente "ni el miedo insuperable" ni la "legítima defensa" de la acusada.

El abogado de la acusación particular, Ignacio Manso, solicitó un año más de prisión para la madre avilesina que la fiscal: cuatro en total. "Mantenemos la acusación porque entendemos que hay pruebas suficientes de cargo en todas las actuaciones, no sólo con los numerosos testimonios si no sentencias judiciales condenatorias hacia la madre", declaró, y destacó que su representado llevaba hasta este fin de semana que supuestamente se reanudó el régimen de visitas casi dos años y medio sin ver al pequeño.

Rodríguez no cejó, sin embargo, en su empeño de exculpar a su cliente. Destacó ante el juez el perfil "violento, obsesivo y de maltratador peligroso" de la expareja de la avilesina. Trató de desbaratar el informe del régimen de visitas del EITAF por entender que no incluía datos estadísticos que refrenden el citado porcentaje de inasistencias y valoró el informe elaborado por la psicóloga clínica que atendió a su defendida y que fue cuestionado por acusación particular.

La imputada por un supuesto delito de sustracción de menores manifestó por su parte en el alegato final: "Tengo suerte de estar viva para poder explicar lo que ocurrió. La mayor falta de respeto es desfigurar la cara delante de un niño de diez meses. Yo he tenido que sacar adelante a mi hijo y llevar una vida tranquila. Cometí errores y pido disculpas y ahora suplico justicia". Ya fuera del Juzgado reconoció: "A mi hijo le he mantenido al margen de todo esto y si mi hijo quiere a su padre es porque yo he fomentado esto en este tiempo. A él le pido que haga reflexión como hice yo porque tenemos un hijo en común". El caso quedo visto para sentencia.