Al menos cuatro personas procedentes de la región kurda de Turquía -una pareja adulta, un niño y una niña, según ha podido saber este periódico- llegaron el lunes a Avilés "escondidos" en un camión que trabaja para la multinacional francesa Saint-Gobain Cristalería.

Fueron sorprendidos por los operarios de la nave de Glass, cuando estos se disponían a cargar la góndola del vehículo con el vidrio fabricado en la planta de La Maruca. Inmediatamente, fue informada la Policía Nacional. Agentes de la comisaría de Río San Martín pusieron en marcha el protocolo que rige la Ley de Extranjería por el cual estos ciudadanos deben regresar a su lugar de procedencia. La Policía está pendiente de un intérprete para poder hablar con los polizones.

"Tenemos que saber quiénes son, de dónde vienen y dónde se subieron al camión porque el vehículo venía de hacer una ruta larga pero eso no indica nada", explicó un portavoz de la Nacional, que destacó que si los cuatro refugiados solicitan derecho de asilo, los trámites se pueden dilatar en el tiempo. Los polizones pasaron su primera noche en un centro de Avilés.

Según pudo saber este periódico, los trabajadores destinados en carga fueron los que descubrieron a las cuatro personas -se presume que formen una familia-. El camión en el que habían viajado tiene matrícula belga y, según los primeros indicios, los polizones pretendían viajar en dirección a Alemania. El vehículo, sin embargo, tomó una dirección opuesta. La planta de Avilés de Saint-Gobain suministra producción a centros de trabajo tan distantes como los de Chequia o Polonia.

La noticia de la presencia de los polizones se corrió muy pronto por entre los trabajadores y los jefes. Ovidio de la Roza, presidente del Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM), denunció "la indefensión en que se encuentran los camioneros cuando se encuentran con un caso como el de Avilés". De la Roza destacó: "En Asturias estos casos no son frecuentes. En el sur, sin embargo, son el pan nuestro de cada día. Las compañías de seguro tampoco cubren esta eventualidad. Si, encima, tienes una carga perecedera el cliente no te lo acepta", destacó. "Los conductores no tienen seguridad".

El Ayuntamiento de Avilés declinó hacer comentario alguno al respecto de la acogida de las cuatro personas que han terminado en Avilés una aventura que, presumiblemente, comenzó en uno de los territorios más inestables del mundo: el Kurdistán, una región que administran actualmente países como Iraq, Siria y, principalmente, Turquía.