N. G. F., el vecino de Trasona (Corvera) que abusó de sus sobrinas y violó a una de ellas vaginalmente ha sido condenado a una pena de 17 años y medio de cárcel por la sección segunda de la Audiencia Provincial de Asturias, con sede en Oviedo. La defensa del acusado, a cargo de Ana María Trapiella, trata de localizarlo para decidir si recurre el fallo, inferior en dos años y medio a la petición de la Fiscalía.

De nada le sirvió al acusado que los forenses acreditasen que sufre un trastorno psicótico, concretamente esquizofrenia. Los mismos facultativos dejaron claro que esta enfermedad no influyó en su voluntad y juicio a la hora de cometer los actos por los que ha sido condenado.

En la sentencia, ha pesado sobre todo el informe de los psicólogos, que dieron plena credibilidad al testimonio de la sobrina de más edad, que dijo haber sido sometida a abusos sexuales entre los seis y los doce años, edad a la que fue asaltada por su tío de forma violenta, y obligada a practicar relaciones sexuales completas. Los psicólogos dieron menos credibilidad al testimonio de la menor de las sobrinas, que dijo haber sufrido los tocamientos de su tío entre los cinco y los siete años. Los hechos fueron denunciados en 2014, cuando la sobrina de más edad cumplió 18 años, aunque se remontaban a 2008.

Finalmente, el tribunal ha decidido condenar a N. G. F. a catorce años por las agresiones sufridas por la sobrina mayor -la misma pena que pedía el fiscal- y a tres años y medio por los abusos a la sobrina más pequeña, justo la mitad de lo que solicitaba el ministerio público. El fiscal también pedía una indemnización por daños morales de 10.000 euros para la sobrina mayor y otros 4.000 para la pequeña. También alejamiento, de diez años respecto a la sobrina mayor y de ocho en el caso de la menor.

En el juicio, que se celebró a puerta cerrada y con las víctimas protegidas por un biombo, para preservarlas de la presencia de su tío y agresor, el acusado dijo que "todo era una venganza" de su hermana, que quería echarle de casa, puesto que estaba en paro y no contribuía con su esfuerzo al mantenimiento de la casa. El hombre juró y perjuró que no había tocado un pelo a sus sobrinas, pero el tribunal no le creyó.