Mason Bates es un músico de corte clásico y mirada ultramoderna. Lo demostró de obra y corazón ayer noche en el auditorio de la Casa de Cultura, que es el escenario que acogió el estreno en España de la pieza "The rise of exotic computing", una obra que Bates compuso para su Macintosh por encargo de la Orquesta de Pittsburgh en el año 2013 y que ahora se ha sumado al repertorio de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA). Esta noche, la formación musical pública repetirá programa, pero en Oviedo. La música ya no es lo que era. A veces, para bien.

El percusionista Francisco Revert fue el encargado de encender el ordenador y llenar de melodías digitales un concierto enorme que se llevó aplausos de los aficionados que acudieron al estreno nacional de un antiguo DJ, pero con formación musical reglada (estudió en la Juillard, que es como La Meca de todos los músicos del planeta). Mason Bates, con menos de 40 años, es una pura celebridad en Estados Unidos, país de donde procede.

La pieza digital fue el atractivo mayor de un concierto pocas veces repetido. La música digital y la que sale de los instrumentos clásicos chocan o casan, según los oídos que escuchen. Sucedió en su día cuando a comienzos de los años cincuenta Leroy Anderson compuso "La máquina de escribir", una pieza interpretada por orquesta y que popularizó en su día Jerry Lewis llevándola a uno de sus éxitos más clamorosos.