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El temor a no cobrar por el paro biológico crispa a los anguleros

Los profesionales que trabajan en lanchas rechazan más recortes en los días de actividad, ahora limitada a sólo cuatro meses

Un angulero coloca el serazo en posición para comenzar la faena en aguas del Nalón. RICARDO SOLÍS

La posibilidad, casi ya una certeza, de que esta costera no se abonará a los anguleros que trabajan desde las embarcaciones el dinero correspondiente al paro biológico que realizan cada año para evitar un excesivo castigo pesquero de la especie crispa los ánimos de un colectivo que reivindica su derecho a cobrar por los días que amarran las lanchas y que se comienza a hartar de sufrir recortes en los días de faena hábiles. "Al parecer, no cumplimos con una de las condiciones impuestas para acceder al dinero con que se costean los paros biológicos; en concreto, dada la peculiaridad de la pesquería de la angula, para la mayoría de armadores es imposible justificar 90 días de ventas en una campaña o 120 días en dos", explicó a este diario uno de los afectados.

Ajenos a las explicaciones que les han dado en la Dirección General de Pesca del Principado sobre el difícil encaje que tiene el colectivo de anguleros en la línea de ayudas económicas por paros biológicos, los profesionales de La Arena y Cudillero que se dedican a la pesca de angula exigen soluciones y advierten de que no se quedarán de brazos cruzados si el paro biológico se salda con cero euros de ingresos a su favor. "Todo son problemas; además de la práctica imposibilidad de justificar 90 días de venta, también nos han hecho ver que los armadores no pueden optar a las ayudas correspondientes a los tripulantes, cuando la realidad de los que nos dedicamos a la angula es que la figura del armador y la del tripulante se superponen puesto que en casi todas las lanchas va una sola persona que reúne ambas condiciones", lamenta el colectivo.

Las ayudas por el paro biológico importan 3.000 euros por lancha (que se embolsa el armador) y 1.400 por tripulante; la sola idea de perder ese dinero enfurece a los anguleros, que ya aceptaron a regañadientes convertir una costera que antaño duraba siete meses en otra que ahora abarca cuatro meses, y uno de ellos marcado como paro biológico. "No podemos consentir ni un recorte más porque estamos al límite; si quieren acabar con esta actividad que lo digan claro de una vez", clama el colectivo.

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