España -"pero no sólo España"- necesita "educación, colegios, profesores, ministros con vergüenza torera y gobiernos con decencia que trabajen no a cuatro años, sino a veinte, treinta o cuarenta años por delante... Es la única solución, pero eso es imposible", se lamentó ayer el escritor Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951). "Sin educación estamos perdidos, así que estamos perdidos".

Todo esto lo dijo el autor de "Falcó" (Alfaguara, 2016) minutos antes de salir a a escena para conversar con el dramaturgo Antonio Álamo (Córdoba, 1964), el autor de la versión teatral de "El pintor de batallas" que se representa esta noche (20.30 horas), precisamente, en el mismo escenario en el que ambos escritores departieron sobre las distintas maneras de conocer una de las novelas más autobiográficas del académico de la Lengua y sobre su última creación: el espía Lorenzo Falcó, "un lobo", que es el animal moral que Pérez-Reverte opone a los "borregos", que son, aseguró, los que no le caen simpáticos: "Quien es un borrego lo es porque lo decide él mismo", apostilló. "La violencia es el estado natural de los hombres. Por la vida que he llevado he descubierto que siento más interés, más curiosidad y más respeto por los lobos que por los corderos", explicó el novelista. "Un lobo es más divertido que un cordero, eso es evidente. Los he conocido, los he entrevistado, los he filmado. Un lobo es mucho más interesante que un cordero, de aquí a Lima", añadió el novelista, que justificó su "admiración" hacia tipos sin alma -como Falcó- por una cuestión técnica: "Tengo que hacer que el lector se interesa por un lobo que mata de verdad, que se llena las fauces de sangre; para que un lobo sea tragable tiene que tener elementos atractivos".

Pérez-Reverte atendió a los periodistas acompañado del dramaturgo y director de escena Antonio Álamo. "Es la primera vez que aplaudo la adaptación de un texto mío sin fisuras", aseguró el novelista. De las otras versiones -diez- sólo salvó "quizás 'El maestro de esgrima', que fue la primera". "El pintor de batallas" se centra en dos personajes: un fotógrafo de guerra y un superviviente de las guerras yugoslavas. "Es la novela que tiene más autobiografía que novela: Faulques [el fotógrafo] soy yo en un 99 por ciento", destacó el académico y periodista."Ésta es mi obra más querida", añadió.

Pérez-Reverte bromeó con la petición de firmas promovida en Avilés por un grupo de mujeres. "Tenía mucha ilusión de que me hicieran un escrache", bromeó. Luego añadió más serio: "Tengo 65 años y apenas tiempo para perderlo en tonterías, con un grupo de personas que quieren hacerse publicidad a mi costa. Llevo treinta años en este negocio, está ahí mi obra para saber qué es lo que pienso", determinó el novelista antes de pasar al auditorio del Centro Niemeyer.