La avilesina procesada por acosar a su expareja aceptó ayer por la mañana, a las puertas del Juzgado de lo Penal Número 1 de la ciudad -ante el que estaba citada-, un año de cárcel, una orden de alejamiento de medio kilómetro durante otros dos, la prohibición de comunicarse con la víctima y el pago de una multa de 1.500 euros en concepto de responsabilidad civil. Todo esto, tras reconocer que llegó a perseguir a su antiguo compañero sentimental por las calles, a llamarle por teléfono de forma continuada y a enviarle hasta 200 mensajes de texto a su móvil en menos de 13 días durante la pasada primavera. La mujer no entrará en prisión al carecer de antecedentes penales.

Carlos Bernardo, el abogado de la víctima de acoso, precisó a la salida del palacio de justicia de la calle Marcos del Torniello que su defendido tiene actualmente una pareja con dos niños, que "ha rehecho su vida y que espera que, con esta conformidad, esto se haya zanjado de forma definitiva". Y advirtió que "si no fuese así, y hubiese quebrantamiento de la pena, podría de alguna manera entrar en prisión, o sea, que es una medida lo suficientemente importante como para que ella la tenga en cuenta a la hora de cómo actuar en un futuro".

Liliana López Pereda, la abogada de la defensa, se limitó a confirmar que se había llegado a una conformidad que conlleva que su cliente no ingresará en el centro penitenciario al carecer de antecedentes. "Los hechos ya estaban reconocidos, por eso, lo mejor fue llegar a un cuerdo en estos términos", subrayó la letrada.

La relación entre la acosadora y su víctima se había roto hacía siete años, pero no fue hasta hace pocas fechas cuando la mujer comenzó a perseguir a su ex. El acoso al que se vio sometido fue pertinaz y consistió en llamadas telefónicas y mensajes de texto constantes. En el juicio estaban llamados a declarar la víctima del acoso, su pareja actual y un agente de la Policía Nacional, al tanto de todo. Finalmente, la vista no se celebró.