"Ya hace más de tres años que me falta mi madre y cuando llegue el momento de hacer las cenas de Nochebuena y Nochevieja me acordaré, como no puede ser de otra manera, de ella. Porque, ¿qué sería de esos acontecimientos familiares sin las madres, esas sufridoras de la cocina? Por eso animo desde aquí a que este año todos colaboren en cada casa en preparar las cenas y las comidas navideñas; hagámoselo más fácil a quienes van a cocinar". Estas emotivas palabras del restaurador avilesino Juan Rivero, de Casa Tataguyo, arrancaron un cálido aplauso del público que ayer acudió al palacio de Valdecarzana para escuchar a seis profesionales del buen comer proponer menús para los días señalados que vienen. Todos simplificaron al máximo sus propuestas, pero Rivero, el que más: "Ellas también tienen derecho a disfrutar de las cenas y comidas".

El dueño de Casa Tataguyo apostó por tres platos requesón agrio, milhojas de manzana y foie y pechuga de pato horneada. "Apelo, además de a la facilidad de elaboración, a la economía de los platos para no desestabilizar ninguna economía doméstica; el pato, especialmente, es una carne atemporal que carece de variaciones bruscas de precio", explicó el empresario.

Iratxe Miranda y Adrián San Julián, del restaurante Yume, fueron fieles a la comida mestiza que caracteriza su casa, un punto de encuentro de los sabores de la tierra y los de Oriente: moche (un pastelito de harina de arroz) relleno de crema de maíz picante, merluza en salsa verde con toque peruano y perdiz con varias salsas napadas. Y la responsable de la cocina de Casa Belarmino, en Manzaneda (Gozón), Ramona Menéndez, fio su propuesta a un menú con tres platos: pastel de centollo, crema de espárragos trigueros y calderada "al estilo del Cristo del Socorro", la que es costumbre comer en Luanco a primeros de febrero.

Para cada menú, el maestro repostero Miguel Sierra sugirió un postre: cremoso de arroz con leche y helado de cítricos acompañado de tres zumos, compota de manzana con cremas de limón y chocolate y hojaldre de mantequilla y, en tercer lugar, leche frita con sorbete de gintonic, "un plato fresco y rápido de preparar si se tiene la cautela de tener la leche frita hecha con antelación", añadió.

Y como no hay comida o cena que se precie sin bebida de por medio, el experto en la materia Gerardo González, responsable de El Pañol en Sabugo, apuntó los vinos ideales para cada plato: desde blancos de Cangas del Narcea a tintos de Rioja y rosados gallegos; incluso cerveza elaborada en Gijón. Y para brindar, la recomendación de González no fue otra que sidra brut, "tanto o más buenas que muchos cavas".

El denominador común de las propuestas de los profesionales invitados al Club LA NUEVA ESPAÑA de Avilés fue poner en valor los productos "de casa" para no disparar la factura de la cena y para simplificar la compra; eso y mucho "cariño" en la elaboración, lo propio en estas fechas entrañables donde comer sirve de excusa para reunir a la familia.