Agapito Pérez González (Pola de Lena, 1952) disfruta ya de la jubilación tras 44 años de carrera en la Policía Nacional. Se formó en la Escuela de Madrid, a la que accedió con veinte años, edad a la que se quedó huérfano de padre. Pérez González se centró en los estudios para escalar puestos y tuvo la suerte de sacar destino en Oviedo. El que durante "siete años menos un mes" fue comisario de la Policía Nacional de Avilés controló accesos fronterizos en Navarra en tiempos de Franco y pasó épocas como refuerzo por comisarías de Ceuta, Ibiza, Benidorm y Palma de Mallorca, ciudad esta última donde asumió el control de la seguridad de los lugares de visita de la Casa Real. Pero eso fueron "servicios puntuales", su destino fue siempre Oviedo y Avilés su última parada antes del descanso. Agapito Pérez reconoce ser "muy tiquismiquis" y hace gala de ello nada más comenzar esta entrevista. "En la foto la bandera de España tiene que salir a mi derecha, así lo establece el protocolo y veo que muchas veces eso no se cumple", señala para a continuación hacer balance de su etapa avilesina y repasar su carrera, que tocó a su fin el Día de Reyes, cuando cumplió 65 años.

-¿Qué destaca de estos 44 años de dedicación al Cuerpo Nacional de Policía?

-Llevé durante mucho tiempo en Oviedo el tema de la informática. Participé en el primer curso que se impartió sobre piratería informática y en aquellos tiempos también estuve muy centrado en la compraventa de joyas y las casas de empeño. Implanté un sistema de fotocopias de joyas robabas, para identificar las sustraídas, y también estuve muy centrado en la violencia contra la mujer. Con un compañero de Oviedo implantamos una base de datos donde incorporamos también a las víctimas, no solo a los agresores, un modelo que derivó en la creación de un sistema nacional de violencia de género (Viogen), al que también tiene acceso en la actualidad la Policía Local.

-¿El suyo fue siempre más trabajo de oficina que de calle?

-El trabajo de la Comisaría es de dirigir, coordinar, mi trabajo siempre fue operativo. Estuve muchos años en el 091, antes de la unificación, y también en información y en la policía judicial. Participé de forma muy activa en la preparación del protocolo de protección de las víctimas de violencia de género, con la policía local y guardia civil y que sirvió de ejemplo para otras provincias.

-¿Qué balance hace de su etapa en Avilés? ¿Principales problemas a los que se ha enfrentado?

-Tenemos problemas de falta de personal en la escala básica, se jubiló gente y no se han cubierto las plazas. Pero eso pasa en todas las comisarías de España, no es algo exclusivo de Avilés. Además, el índice de criminalidad en Asturias es el segundo más bajo de España y se destinan los medios adonde hace más falta.

-¿De cuántas vacantes estamos hablando en la Comisaría avilesina?

-Tenemos para cubrir veintitantas plazas.

-Parecen muchas.

-Muchas, sobre todo para un sitio pequeño, y a esto se suman las bajas que se van produciendo. Hubo un tiempo que nos llegaban promociones de la Escuela de Ávila, alumnos que colaboraban en temas administrativos y con las brigadas para aprender. Desde que hubo la crisis y se recortó el acceso al empleo publico se notó mucho.

-¿Hasta el punto de tener dificultades para poder cubrir los servicios?

-Alguno sí, pero en el sentido de tener que quitar de otros puestos para hacer esos servicios. Por eso trabajamos muy estrechamente con la Policía Local, que tiene competencia en el municipio. La Guardia Civil también nos ayuda mucho en las investigaciones, tenemos 'malos comunes' (en la comarca) y existe mucha y muy buena colaboración. Intercambiamos emisoras con la Policía Local en momentos de gran afluencia de gente, como en periodos festivos.

-¿Ha visto cumplidos sus objetivos? ¿Se va satisfecho?

-Cuando llegué había problemas en la zona de La Maruca, donde se concentraban muchas quejas de los vecinos por focos de trapicheos de droga, y eso se solucionó. Este año, en términos de estadística, tuvimos malas cifras a principios de verano (con un incremento de la criminalidad del 16%), pero cerramos 2016 con un índice de menos uno. Tenemos un muy buen grupo de investigadores en policía judicial que resuelven los hechos. Los objetivos se fueron cumpliendo, aunque siempre surgen cosas nuevas. En el último año lo que subió fueron los robos en viviendas, principalmente, y también en el interior de vehículos.

-En los últimos años se llegaron a crear juntas de seguridad ante el incremento de la delincuencia.

-Hubo una tras unos problemas de convivencia en el barrio de La Luz y otra este mismo verano, por el incremento del índice de criminalidad, con la intención de pedir un refuerzo de la plantilla. La comunicación es constante.

-Hubo críticas a la unificación del 091 en Oviedo, ¿las considera fundadas?

-No veo problema ninguno. En Oviedo tienen pantallas y las patrullas GPS, es lo mismo, está funcionando perfectamente.

-Bajo su jefatura Avilés se ha quedado sin la unidad de estupefacientes.

-Esa medida se adoptó para optimizar recursos. Teníamos a cuatro personas exclusivamente dedicadas a eso y se integraron en el equipo de investigación normal. Aquí tenemos un grupo multidisciplinar, que investiga de todo: homicidios, estafas, robos... Lo que tenemos diferenciado es el de violencia contra la mujer.

-Se cometieron varios crímenes en Avilés durante su etapa al frente de la Comisaría, ¿cuál resultó más complicado de esclarecer?

-El más complicado fue el de una señora vecina de Llaranes, Angelita, no sabíamos quien era el autor. Llegamos a conseguir pequeñas muestras. El trabajo de la Policía Científica fue muy importante, y también resultó determinante el trabajo de calle. Se trabajó meses hasta que se consiguió identificar al presunto autor, que estaba ya en Rumanía y que tenía antecedentes en otro país. Fue el que más nos costó.

-Más de un centenar de avilesinas cuentan con medidas de protección por maltrato, la mayor cifra de los últimos años.

-Tenemos más denuncias, sí, empezaron a subir el año pasado.

-¿Y disponen de medios suficientes para atender de forma adecuada a las víctimas?

-Tenemos un grupo específico que se dedica exclusivamente a acompañar y asesorar a las víctimas.

-¿Pero cuantos profesionales trabajan en ese grupo?

-Dos personas.

-¿Y con dos personas es suficiente?

-Colabora toda la Policía. Qué más quisiéramos que tener más, pero todo el cuerpo colabora. Ese grupo es la referencia de contacto de las víctimas, pero toda la organización policial está enfocada en la violencia de género. Y también colabora la Policía Local en la protección.

-¿Ha detectado un incremento casos de acoso a través de los teléfonos móviles y redes sociales con menores implicados?

-Hay cosucas, que si sacan fotos íntimas, las publican... Eso va todo a Fiscalía de menores o juzgado de guardia.

-¿Y los padres son conscientes del peligro de los móviles que regalan a sus hijos?

-No, no son conscientes. ¿Para qué quiere un niño un móvil de 600 euros? Los padres deben informar a sus hijos de los riesgos de la red. También tenemos algunas denuncias, pero de adultos, por sextorsión (extorsión sexual), se cuentan con los dedos de la mano pero alguna hay.

-¿Un consejo a su sucesor?

-Que mantenga las buenas relaciones, yo controlaba todo pero aquí en la comisaría la gente funciona bien.

-¿Y qué va a hacer ahora el comisario?

-Lo que no hice en mucho tiempo, dedicarme a la familia, ayudar a mi hija a cuidar a los nietos, leer, viajar, pero escapadas de pocos días y a lugares cercanos.