"Hemos pasado de ser el 'sur del norte' a estar considerados el 'norte del sur'; en cualquiera de los dos casos, siempre condenados a luchar por nuestra competitividad como fábrica, pero esta vez sin que nos den armas". Esta frase del veterano sindicalista de la UGT Fernando Ureta resume el dilema en el que se halla la fábrica de vidrio de La Maruca, encuadrada en una división territorial que durante años la obligó a competir con centros productivos de Europa y ahora le sitúa a los pies de los caballos con la irrupción en el mercado del vidrio "low cost" (de bajo coste) que Saint-Gobain fabrica en el polo fabril de Kenitra (Marruecos).

"Comprendemos que la multinacional debe aprovechar la oportunidad de producir en un país de bajos costes como Marruecos, es una consecuencia de la globalización, pero rechazamos que lo haga a costa de trasvasar nuestra producción a otras fábricas y, peor aún, que condene a la planta avilesina a un futuro incierto al negarle las inversiones tecnológicas que deberían de mantenernos en la vanguardia de la competitividad", abundó Ureta en línea con el comunicado que leyó ayer el presidente del comité de empresa de la antigua Cristalería Española, Jesús Moro, durante la concentración matinal de un centenar de trabajadores a la puerta de la fábrica, preámbulo de un corte de carretera posterior y de otra movilización, esta vez por la tarde y delante del Ayuntamiento de Avilés. Esas protestas fueron el colofón a varias jornadas de paros parciales secundados de forma masiva por los trabajadores. "Esta será la pauta si persiste el conflicto: negociación, movilización...", anunciaron los representantes sindicales.

La creciente preocupación por el futuro de la fábrica avilesina de vidrio mereció la presencia ayer en la ciudad de los máximos responsables sectoriales de CC OO y la UGT, Damián Manzano y José Luis Alperi. Ambos se reunieron con la Alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, a la que explicaron la delicada situación de la planta de La Maruca, a la que Saint-Gobain recorta producción de parabrisas en beneficio de la fábrica de Marruecos y niega inversiones que los trabajadores entienden "vitales" para garantizar la competitividad. "La masa salarial solo representa el 17 por ciento del coste de producción de los parabrisas, es absurdo pensar que la mejora de la competitividad pasa por revisar los sueldos o recortar el empleo; la clave, como en cualquier otra industria, está en la realización de inversiones para evitar la obsolescencia tecnológica", razonó Alperi.

La Alcaldesa de Avilés se sumó a la reivindicación de inversiones, y en ese sentido anunció que enviará un escrito a la multinacional expresando su preocupación por la falta de un plan industrial que despeje, al menos hasta el horizonte de 2020, las dudas que ha generado Saint-Gobain con su política de primar su fábrica marroquí a costa de hipotecar la avilesina.