El encuentro de capitanes de la Marina mercante de Gozón va viento en popa. Tras doce ediciones, los participantes están tan ilusionados como el primer año con este acto con motivo de las fiestas del Socorro. "Este año somos cincuenta y cuatro", expresó ayer el alcalde y también capitán, Jorge Suárez, momentos antes de sentarse a la mesa con sus compañeros de profesión. A pocos metros, estaban los tres homenajeados de 2017: Emilio Álvarez Rico, Manuel Herías y José Antonio Heres. Tras la visita al Museo Marítimo y al faro de Avilés, "que está en Gozón", bromearon, todos ellos degustaron una comida en Antromero.

Heres se jubiló el pasado mes de diciembre tras una carrera de 17 años de navegación, siete de capitán en una petrolera en Gijón y algo más de otros 17 como práctico en el puerto de Villagarcía de Arosa (Pontevedra). "La verdad es que no esperaba que se acordaran de mí en este encuentro en el que solo fallé dos años por trabajo, ahora que estoy jubilado vendré siempre", destacó el marino natural de Condres, que sonríe mientras relata que le "destituyeron del cargo" por "salvar la tripulación" de un mercante hace 26 años.

"Íbamos en un barco con 35.000 toneladas de cemento a granel desde Grecia a Boston, el armador quería continuar y yo decidí entrar a las Azores para reparar una avería, una vía de agua y teníamos olas de nueve metros", relató Heres, para añadir después que su decisión permitió salvar a los tripulantes en pleno océano Atlántico. "Luego hubo más averías y, al final, llegamos a puerto, pero al año siguiente no me quisieron renovar el contrato con el San Miguel", se lamentó.

Manuel Herías ahora trabaja en tierra tras décadas de navegación. Dirige una empresa de inspección de barcos y de prevención de riesgos laborales. "Di dos veces la vuelta al mundo, una por el este y otra por el oeste", indicó Herías, que se lamenta de la excesiva burocracia que han de tramitar las embarcaciones españolas "sin recibir ningún tipo de ayudas económicas del Estado". "Actualmente hay poca flota española, es normal que con tanta burocracia haya embarcaciones con banderas de otros países", indica el allandés afincado en Bocines desde hace más de 25 años. "Ahora veo unos 150 barcos al año y solo navego en mi velero, el 'Paíno'", añadió.

Emilio Álvarez Rico lleva 18 años como comisario del puerto de Gijón. Trabajó durante diez años en la compañía gijonesa de navegación, más tarde formó parte de la sociedad de estiba y desestiba de El Musel, y jefe de seguridad del puerto. El natural de San Martín de Podes destaca el carácter vocacional de su profesión, que le llevó a realizar diversos viajes transoceánicos. "Que se acordaran de nosotros es un detalle de los compañeros, que nos movemos en nuestro hábitat natural con la mar aquí al lado y un radio de pocos kilómetros varios puertos importantes", destacó Álvarez Rico, mientras muestra el libro "Villas marineras. El encanto de la mar", con el que le obsequiaron ayer a él y los otros dos homenajeados.