Las salas de escape tienen sus fans, conocidos como "roomers". Una de ellas es la avilesina Beatriz García. Probó y está enganchada. "La primera vez esperaba encontrarme una habitación, una mesa y juegos, pero fue toda una sorpresa ver que es todo tan interactivo, manual y que vas moviéndote. Nada más entrar en la sala pensamos que no íbamos a conseguir salir de allí nunca, pero lo conseguimos. ¡Y salimos con una adrenalina! Es como vivir un videojuego en primera persona, engancha", explica.

García, de 32 años, ha visitado ya cinco salas, cuatro asturianas y una madrileña. "La hora que pasas en el juego no piensas en otra cosa. Pasas un rato súper divertido. Hemos formado un grupo y vamos visitando salas", añade.

Las empresas también han puesto el foco en las salas de escapismo en vivo para sus procesos de selección de personal o para analizar el talento de sus trabajadores. "Se denomina 'Team Building' y, en Madrid, hay muchísimas empresas que ya lo aplican. En los juegos de escape ves enseguida quién ejerce de líder o quién trabaja en equipo, por poner algún ejemplo", indica el castrillonense Manuel Heres. También se ha formado un turismo en torno a este tipo de ocio; son "roomers" que viajan por España para participar en los juegos que ofertan las diferentes salas. Quien prueba, dicen, repite.