"El Gacela" cayó en la trampa. El joven de 23 años y con un reconocido historial delictivo que, durante meses, atemorizó a los vecinos del barrio de Miranda ingresó ayer en el centro penitenciario de Villabona , horas después de su detención. Con él cayó un cómplice, un chaval de 18 años sin antecedentes penales. Ahora, la Policía Nacional está buscando a un tercer compinche de los asaltos. De ahí que los mirandinos tengan previsto seguir adelante con las medidas de seguridad aplicadas hasta el momento, como patrullar las calles en busca del caco en libertad o esparcir cemento blanco en zonas estratégicas para "cazar" a su discípulo.

"Estamos más tranquilos, pero no podemos tirar voladores. Hay un tercer implicado en los robos y por este motivo vamos a seguir expectantes para ver si nos visita o nos deja de visitar", explicó ayer una vecina a este diario. Y añadió: "Nuestro temor es que los cacos estén en dos días haciendo de las suyas y que se ceben de nuevo con el barrio como castigo".

Los residentes en Miranda dieron en las últimas semanas ejemplo de unión contra la delincuencia. Los afectados, después de sufrir varios robos en sus viviendas, algunas habitadas en el momento en el que se produjeron los hechos, decidieron organizarse para hacer patrullas nocturnas, por turnos, y también para contratar sistemas de seguridad y videovigilancia. Asimismo, protagonizaron varias movilizaciones.

Fueron los agentes de la Policía Nacional, no obstante, los que dieron el alto a "el Gacela" y su equipo después de semanas de arduo trabajo, unas veces uniformados y otras de incógnito. "Las investigaciones han resultado de extrema complejidad dadas las características de los robos que se venían produciendo. La mayoría de ellos fueron robos de efectos de poco valor sustraídos en garajes, casas de aperos o chamizos ubicados en fincas anejas a viviendas de la zona rural de Miranda, la cual presenta múltiples vías de escape a pie, lo que facilita la huida de los autores de los robos", explicaron medios policiales. Destacaron a su vez que los detenidos -"el Gacela", A. J. J. y su cómplice, P. J. P. E.- eran "grandes conocedores del terreno que pisaban". Ambos viven en el barrio de La Carriona, a solo unas decenas de metros.

Los agentes de la Brigada Local de Policía Judicial de la Comisaría de Avilés identificaron primero a los posibles autores de los robos. El martes por la mañana establecieron un dispositivo de vigilancia en La Carriona, en las inmediaciones del domicilio de los sospechosos. En un determinado momento, los agentes detuvieron a "el Gacela" ya fuera de su domicilio y cuando se disponía a abandonar la ciudad. "Este joven cuenta con un amplio historial delictivo y es considerado como el principal instigador en la comisión de los hechos ", explicaron. A continuación, los policías detuvieron a P. J. P. E., al que definen como "su consorte".

"A pesar de ser sorprendidos por varias víctimas en el momento de la comisión del robo, en más de una ocasión éstos abandonaron el lugar como fantasmas, atajando campo atrás, sin poder ser seguidos", explican medios policiales. "El Gacela" era muy rápido. Ambos detenidos estaban especializados en robos de efectos de poco valor: maquinaria agrícola, bicicletas y hasta leche. Se da el caso de que A. J. J. fue condenado en noviembre a dos años por robar en una casa. Ambos detenidos vivían de la venta en el "mercado negro" del material sustraído. Parte de los objetos hurtados a los mirandinos fueron recuperados.