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CARMEN PANEQUE CUEVAS | ABOGADA, ACUMULA PREMIOS COINCIDIENDO CON SUS BODAS DE PLATA COMO PROFESIONAL DEL DERECHO

Toga de plata, corazón de oro

Le letrada que posiblemente ha divorciado a más gente en la comarca cumple 25 años de profesión tratando de seguir fiel a la razón por la que se hizo abogada: reparar las injusticias

Carmen Paneque, en su despacho. MARA VILLAMUZA

Dice el cuarto mandamiento del juramento del cuerpo de Abogacía: "Tu deber es luchar por el Derecho, pero el día que encuentres en conflicto el Derecho con la Justicia, lucha por la Justicia". Y a fe que la abogada avilesina Carmen Paneque, que navega por esa edad indefinida de entre 50 y 60 años, consagra su vida profesional a cumplir ese sagrado precepto: reparar las injusticias.

Tan visceral como sagaz, según la definen algunos compañeros de profesión, y tenaz hasta el extremo de jamás de los jamases dar una batalla por perdida, la letrada Paneque se ha hecho un nombre que trasciende fuera de las fronteras de la comarca e incluso más allá de Asturias, pues hasta de la capital del Reino la solicitan para defender causas más o menos perdidas. Ella, parapetada detrás de las pilas de papeles que amenazan con hundir la mesa de su despacho, rumia con paciencia los casos que le exponen, sopesa pros y contras y basta con que atisbe una sombra de injusticia en el asunto para que acepte ejercer el papel de paladín. Tal es su elevada concepción del Derecho, una profesión que eligió, según ella misma atestigua, "por su utilidad como herramienta para ayudar a la gente".

Lo que empezó hace 25 años como la aventura solitaria de una pasante recién licenciada en Derecho con muchos sueños que cumplir es ahora un bufete en el que trabaja una decena de abogados y expertos en economía y a cuya timonel, que no es otra que Carmen Paneque, le llueven los reconocimientos. El año pasado fue el premio "Cantábrico Excelente" en la categoría de Derecho Administrativo y éste, el Premio Nacional de Ley, que distingue a los profesionales del Derecho de todas las provincias españolas que destacan por su trayectoria en pos de la justicia.

No obstante, los mejores premios profesionales que atesora Carmen Paneque no se exhiben en las paredes de su bufete, que curiosamente lucen vacías, asépticas. Las mejores recompensas, ésas de las que la abogada se siente de verdad orgullosa son intangibles: aquel caso que supuso el reconocimiento, por primera vez en España, del derecho del cónyuge varón con ingresos laborales a recibir una pensión de su exmujer -también trabajadora- por existir un desequilibrio económico entre ambos; la satisfacción de haber frenado varios desahucios en estos tiempos de crisis; la honrilla de ganar por empecinamiento el caso de unos trabajadores víctimas de un ERE que tenía "truco" o el alivio de evitar la ruina de una familia que estaba a punto de perder la casa y el negocio a manos de un prestamista usurero.

La todoterreno Paneque toca casi todos los palos del Derecho, pero si hay una especialidad que le ha dado especialmente réditos -tanto económicos como en términos de prestigio- es la rama de Familia, lo que se traduce en haber sido partícipe de cientos, quizás miles de divorcios. La propia abogada bromea con esto: "Es probable que sea la persona que ha divorciado a más gente de Avilés... y parte de Piedras Blancas". Su consejo experto en esta materia, siempre delicada por la carga emocional implícita, es indefectiblemente tratar de buscar el entendimiento amistoso. Ya lo dice el refrán: "Aunque veas pleito ganado, vete con cuidado".

A estas alturas de la vida, las asignaturas pendientes de esta mujer que ya luce toga plateada tienen que ver con aprender a frenar, con conciliar su frenético ritmo de trabajo con el ocio -días hubo de darle las 4 de la mañana entre papeles-, con recuperar aquellas escapadas juveniles a la nieve o con aprender a jugar al golf a modo de terapia desestresante, que para eso -cuentan- compró casa cerca del campo de Los Balagares. Pero como quien oye llover: "¿Planes de jubilación? Yo no me jubilaré nunca", afirma.

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