"El etiquetado de la sidra marcó un antes y un después en el sector. Fue una medida controvertida en su momento, pero creo que hoy en día todo el mundo quiere saber qué bebe y sobre todo ha facilitado su expansión", señala Carlos Guardado, que participa esta tarde el Club LA NUEVA ESPAÑA de Avilés, bajo el título "Etiquetas y sidra". Le acompañarán en la mesa del palacio Valdecarzana Ángel García, coleccionista de etiquetas; Pedro Baldó, del llagar "El Duque" de Gijón; Justo G. Castrillón, dueño de la sidrería "Yumay"; e Ignacio Cuervo, de la revista "La sidra".

Todos ellos charlaran sobre la historia del sector, especialmente del momento en que la ley obligó a que la sidra llevase etiqueta, pero también de los retos del sector después de lograr la denominación de origen en Asturias. "Ahora también se han sumado los vascos y Galicia está intentando trabajar el escanciado, algo que también se tratará en el coloquio", comenta Guardado. La charla tampoco dejará de lado la exportación de la sidra y la presencia de la bebida en muchas partes del mundo.

El coloquio estará acompañado de una muestra de las más de cien etiquetas que ha recopilado desde que la ley entrara en vigor en el 2000 (aunque no fue obligatorio ponerlas hasta enero de 2001), para que la tradicional bebida asturiana se ajustara a la normativa europea. "Algunas tienen aspectos curiosos que expondrá Ángel García", comenta el especialista.

El escanciado es otro de los aspectos característicos de la sidra asturiana y tampoco quedará de lado: "La necesidad de que los camareros estén formados para echar la sidra y la aparición de los escanciadores automáticos, que permite que se pueda exportar, son también partes importantes de la historia de la sidra".