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Puñetas de Luanco para el Rector

La mallera Toña Fernández regaló al máximo responsable de la Universidad las piezas que lleva adosadas a la toga en los actos académicos desde diciembre

Toña Fernández muestra dos puñetas de malla de Luanco, ayer, en la calle Hermanos González Blanco. M. VILLAMUZA

La tela de Luanco está presente en todos los actos institucionales de la Universidad de Oviedo gracias a un regalo que la mallera Toña Fernández le hizo al rector, Santiago García Granda, a finales del pasado año. "Compro todos los días LA NUEVA ESPAÑA y le veía mucho. Un buen día me dije: le voy a regalar unas puñetas de malla", afirma la bordadora, que lleva más de un cuarto de siglo asistiendo a las clases del taller de Pirita. La mujer observó que, en las fotos del periódico, las puñetas cosidas a la toga del máximo responsable de la institución académica asturiana, natural de Verdicio y residente en Luanco, "eran de encaje". Por eso, se animó a confeccionar un par de piezas con un dibujo "finín" y, por descontado, de malla de la localidad.

Fernández le entregó las piezas a Loli Fernández, la mujer del Rector. "A ella la suelo ver en persona, a él más en el periódico", destaca la luanquina, que cada vez que coge las agujas para confeccionar mantelería típica de la localidad, se relaja. "La malla y caminar son mi hobbies", señala Fernández, que se muestra "muy orgullosa" de que el Rector utilice sus "obras" en cada acto oficial. Santiago García Granda también tuvo palabras de agradecimiento para la mallera, tanto en persona tomando el vermú como en el pregón de las pasadas fiestas del Socorro. "Que me nombrara en su discurso no lo esperaba para nada", indica la bordadora, un tanto ruborizada, al recordar la lectura.

A Toña Fernández siempre que tiene un hueco en su "agenda", le gusta sentarse, poner la televisión de fondo y confeccionar piezas tradicionales de malla luanquina. "A otras personas les gusta ir a tomar el café o pintar, a mí me apasiona bordar y como yo hay mucha gente interesada", expresa la luanquina, que relata además que "la elaboración de malla, es complicada, al principio". Más tarde, continúa, se trata de realizar un movimiento de dedos para encajar los hilos y confeccionar todo tipo de bordados bien sean puñetas, manteles o lo que haga falta y manteniendo el estilo tradicional de Luanco.

Las puñetas que usa el Rector tienen unas dimensiones aproximadas de 16 centímetros de ancho por 30 de largo. Después de la confección de ambas piezas tuvo que "engomarlas", es decir, pasar una cola líquida sobre el tejido para proteger los hilos. "A continuación, es necesario coserla a la manga de la toga", explica la bordadora luanquina, que no sabe precisar con exactitud el tiempo que le ha llevado crearlas.

"Hay veces que estoy tan relajada haciendo malla que me dan las dos de la mañana y tengo que ir para la cama", destaca esta amante del oficio tradicional luanquín, que ha confeccionado otras piezas para otras personalidades, aunque prefiere no desvelar sus nombres. "El Rector me cae bien, es de Verdicio y además vive en Luanco, todo eso suma", bromea, entre risas, esa luanquina enamorada de su concejo natal. "Soy muy de Luanco y me gusta hasta en invierno, cuando hay más tranquilidad", prosigue Toña Fernández, que recalca una y otra vez que es "un orgullo" que el Rector lleve siempre en su toga una pieza tradicional de la capital de Gozón. Ella, por el momento, ya le ha hecho un par de puñetas.

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