Marciano Sánchez, el panadero de Manzaneda, también es el enterrador de Santa Eulalia de Nembro y de Bocines. Desde hace días recoge firmas por locales del concejo de Gozón para pedir apoyo de los vecinos porque quiere seguir realizando labores de inhumación y exhumación de cadáveres, "como en los últimos 40 años". Asegura que esto no es posible de un tiempo atrás porque sufre "presiones del sacerdote" para que abandone este empeño. El religioso estima que él es el responsable último de los dos camposantos. En virtud de ello, ha contratado a una empresa para que se encargue de las labores de mantenimiento de estos lugares.

La decisión del cura ha causado revuelo. Los vecinos se van sumando a la petición de Marciano Sánchez, que realiza estos trabajos de acuerdo con una empresa local: su administradora prefirió no contestar a las preguntas de LA NUEVA ESPAÑA "porque la cosa está pendiente del Arzobispado".

Según ha sabido este periódico, el Arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, por boca de su vicecanciller y notario, ha salido a la palestra para determinar que "el responsable legal de un cementerio parroquial es única y exclusivamente el párroco". Y clarifica esto "ante situaciones desagradables surgidas en algunos cementerios parroquiales y que suelen tener repercusiones legales". Y "desagradables" son las situaciones que se están viviendo en los camposantos que están en manos del cura de Luanco.

El cementerio de Luanco es el único de Gozón que administra el Ayuntamiento. "Esto es lo que hemos dejado claro a las dos partes", explicó Jorge Suárez (PSOE), el alcalde del concejo.

Los demás camposantos están en manos de las parroquias. Desde hace años era costumbre que las labores de entierro y exhumación de cadáveres en Gozón corrieran de la cuenta de la funeraria y de la marmolería más importantes del municipio. Esto es lo que ha empezado a cambiar y esto es lo que denuncia Sánchez con su petición de firmas "si están de acuerdo en que siga ejerciendo este trabajo",

El vicecanciller y notario del Arzobispado de Oviedo se dirigió "a todas las personas y empresas involucradas en los servicios funerarios" para explicar que "para proceder a la inhumación de cadáveres, restos cadavéricos, o cenizas así como para su exhumación, el párroco ha de ser previamente informado y obtenida su autorización, la cual no dará a nadie sin que previamente se cumplan los requisitos que establece el ordenamiento civil". Según ha sabido este periódico, todo esto lo echaba de menos el cura de Luanco y por esta razón fue que determinó que las labores de enterramiento y mantenimiento las desarrollara una empresa nueva.

La situación creada desde hace meses en torno a los cementerios de Nembro y Bocines ha tensa do de manera notable las relaciones entre las dos partes en conflicto.