Rosa Román Fernández es la Bailli Délegué (delegada) de La Chaine Rôtisseurs, la cofradía gastronómica más antigua del mundo. Conversa con LA NUEVA ESPAÑA en la terraza del hotel en el que se ha alojado estos días en Avilés, donde asistió a la entrega de los premios "Álvaro Cunqueiro" que otorga Gastrónomos del Yumay.
-¿Qué pasaba en 1248 para que echara a andar La Chaine Rôtisseurs?
-Se creó en Francia un gremio de asadores que tenían el privilegio de poder asar las aves más preciadas de la época: ocas, gansos.
-Ahí empezó todo.
-Eso es. En pleno siglo XIII.
-¿Qué ha sucedido para que se mantenga?
-Creo que es la pasión por la buena mesa. La cofradía se vio abocada a la desaparición en tiempos de la Revolución Francesa. En 1950, renació con toda su fuerza de mano de unos cuantos gastrónomos. De ahí es dónde sale La Chaine Rôttiseurs tal cual la conocemos hoy en día en el mundo.
-Acaba de ser elegida presidenta de la cofradía gastronómica.
-En realidad, bailli délegué. La matriz de nuestra asociación está en Francia: ahí se organiza todo. El bailli, en el siglo XIII, era la persona enviada por el señor para controlar un territorio. Estos términos se ha extrapolado a estos días. El baillato en que estamos es España. Esto quiere decir que soy la representante en España del presidente mundial.
-¿Cómo se llega a pertenecer a esta asociación?
-Por un invitación de un cofrade, pero estamos con los brazos abiertos para todos aquellos que quieran venir con nosotros. La información está toda en mi página web: la pides, se te envía y aquí me tienes. Soy tu madrina.
-¿Qué queda de los orígenes?
-Queda toda la nomenclatura: todos nuestros títulos están en francés y luego también queda toda la parafernalia. Cuando vengas a la asociación participarás en una ceremonia de entronización: con espada incluida. Además, hay varios grados. Somos la única cofradía que junta profesionales y comensales.
-No todas sus actividades son gastronómicas.
-El pilar fundamental de nuestras reuniones gira en torno a la mesa. Realizamos muchas actividades especiales, pero el fin último siempre es comer o cenar. Hicimos una cata de vinos, pero también cena.
