Rafael Álvarez "El Brujo" (Lucena, Córdoba, 1950) es uno de los actores más reconocidos desde hace tiempo. Regresa el domingo al Centro Niemeyer (19.30 horas) con "Teresa o el sol por dentro", un soliloquio basado en la vida de la santa de Ávila que ya estrenó hace dos años. Conversa con LA NUEVA ESPAÑA por teléfono.
-¿Qué tienen en común las "Mujeres de Shakespeare" con esta Teresa que le devuelve a Avilés?
-La pregunta es pertinente. Las mujeres de Shakespeare eran las de la comedia -salvo Julieta- y también eran criaturas de ficción y, pese a ello, muy reales. Teresa era una mujer real con gran magnetismo y sentido del humor. Era muy guapa. Cuentan que paseaba con alguna de sus monjas y un albañil le lanzó un piropo: "Lástima que seas monja, que me casaba contigo". Ella le respondió que las suyas eran puras imaginaciones, que ella misma, la santa, nunca le hubiera elegido.
-Muy humana.
-Mucho. En las biografías que he estudiado existen datos que nos la pintan, ya digo, profundamente humana, pero no podía prescindir de sus afectos. Dijo en su momento: "Por complacer a alguien, me pierdo". La dimensión espiritual no viene del esfuerzo, eso es sólo una parte. La dimensión espiritual viene de otro orden de la existencia.
-Parece que el misticismo le ampara.
-El concepto del misticismo que tengo no es solemne: es material tangible. Eso creo que es lo fundamental.
-¿Ha encontrado a Dios?
-Sí, lo he encontrado. Iba a decir que a veces lo encuentro, pero voy a ser más contundente. Está en nuestra biología, en la dimensión física del cuerpo, entablar contacto con el Creador. No es solo fe, es una experiencia vital completa. No se trata de una conciencia a ciegas.
-¿Echa de menos a Santa Teresa en la escuela?
-Se la estudia poco, pero como a todos los de los siglos de Oro. En Francia, sin embargo, su influencia sobre los intelectuales es fascinante.
-Homero, Cervantes, Teresa de Jesús, ¿con qué se queda?
-Todo forma parte de un movimiento evolutivo que funciona como un bucle. Así se explica que todos los temas de la literatura se repitan, aunque presenten distintas formas. Shakespeare recrea las tragedias griegas, algo que también sucedió en el teatro español del siglo XVII. No podría elegir, me quedo con todo.
-¿Echa de menos trabajos suyos como "La taberna fantástica"?
-No.
-Siempre solo.
-Últimamente no interpreto personajes, interpreto a un narrador que cuenta una historia. Hablo de Teresa y lo hago mediante los recursos dinámicos que da el teatro. Lo que busco es que el espectador escuche una buena historia.
-¿La literatura para que sirve?
-Sobre la literatura está la vida. Sin fracasar en la vida alguna vez sólo obtenemos el claroscuro, el hilo más plano. La literatura te ayuda a pensar, pero hay que haber vivido.
