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JOSEFA SANZ FUENTES | Cronista oficial de Avilés

"En Asturias falta la figura del patrocinio, el empresarial y el de los particulares"

"Es primordial conservar el poblado de Ensidesa y las caserías de la zona rural, pero mantener las baterías de coque no tiene ningún sentido"

Josefa Sanz, ante el Palacio de Valdecarzana, sede del Archivo Histórico de Avilés. RICARDO SOLÍS

La vida de Josefa (Pepa) Sanz Fuentes, catedrática de Ciencias y Técnicas Historiográficas de la Universidad de Oviedo y cronista oficial de la villa, se apoya en tres patas: Avilés, la institución académica y el Camino de Santiago. La ciudad es su lugar de nacimiento y su familia; a la docencia y la investigación lleva dedicados ya casi cincuenta años; y al Camino llegó "más tarde", pero le da "unas satisfacciones increíbles, desde el mero caminar al paisaje y paisanaje". Acaba de ingresar en la Academia Xacobea.

-¿Quién iba a decir a aquella niña de Sabugo que acabaría escribiendo la historia de su ciudad?

-Cuando era pequeña tenía claro que quería ser docente, pero no me planteaba hacerlo en la Universidad hasta que entré en ella. Lo mismo me pasa con esto. De aquella nunca podría haber pensado que iba a ser la cronista oficial de Avilés. Estoy honradísima de serlo.

-¿Y cómo compagina su labor docente e investigadora con el cargo de cronista?

-Un cronista no es columnista y tampoco es la enciclopedia a la que preguntar. Yo sigo haciendo lo que hacía, pero ya trabajaba muchas cosas de Avilés, solo que ahora me siento más obligada. Intento que Avilés esté presente en todos los congresos en los que participo. Me dedico a profundizar en lo antiguo y a tomar nota del presente, relacionándolo con lo vivido. Cuando me hablan negativamente de Avilés siempre pido que echen la mirada atrás. El bache de los 80 y los 90 fue brutal, nos dieron por todas partes. Ahora, mira donde estamos.

-¿Dónde?

-Seguimos teniendo la gran empresa y una serie de pymes con un valor añadido increíble. El puerto sigue siendo nuestro eje y se ha ampliado con una zona dedicada al movimiento de grandes piezas de ingeniería. Veo proyección de futuro, hay gente joven muy potente, y tuvimos la suerte de que no nos destrozaran los dos cascos históricos, de Avilés y Sabugo. Aquí hay una curiosidad innata, un querer saber, y eso también se está fomentando mucho en los niños. A ver si conseguimos echar a andar de una vez el Centro Niemeyer, que nació con un tropezón monumental y que va teniendo su protagonismo. Avilés es una localidad innovadora sin perder el respeto a su historia, a la tradición; y eso para mí es algo fundamental.

-¿Algún descubrimiento reciente entre los archivos?

-Siempre busco documentos nuevos para los artículos que publico en la revista de "El Bollo". Encontré que Avilés era un puerto exportador de lana hacia Francia y Flandes. Aquí se crea una aduana, la propia monarquía entiende que el puerto de Avilés tiene un potencial económico muy fuerte unido al tema de la lana. El documento de concesión no está aquí y tengo que ir a buscarlo al Archivo General de Simancas. En 1602, ya se estaba cargando lana. Hubo personas que vivieron de ese comercio. Hay un tal Pierre Bertin, una especie de cónsul de los franceses en Avilés, que contrata un maestro para su nieto para que aprenda a leer y escribir en castellano. Hay mucha documentación y muy interesante.

-Y personajes...

-Hay un personaje interesantísimo, una mujer que se queda viuda con tres críos pequeños. Su marido era comerciante y se puso al frente del negocio en la segunda mitad del siglo XVI, una mujer increíble. Hay muchos temas y muy bonitos, y también de actualidad.

-¿Por ejemplo?

-En otros lugares había un mayordomo que hacía la cuenta con lo que ingresa y gasta el ayuntamiento. Aquí en Avilés no solo tenemos las cuentas, sino también los justificantes de pago y puedes seguir todo el procedimiento. Por ejemplo, los niños expósitos los daban a criar y los pagaba el Ayuntamiento, que daba una orden de pago al procurador, pero este lo derivaba a terceros que tenían arrendadas las rentas. Así que tenemos la petición, la orden de pago, el libramiento de recibo y la anotación, acabas teniendo un montón de anotaciones y ves toda una práctica administrativa muy parecida a la que hay ahora. También es muy importante ver como en la segunda mitad del XVI hay bastante gente que sabe escribir. Uno de los gastos del Ayuntamiento por esa época es un maestro de escuela, y también pagaba a un médico y un boticario. Y algo que no nos cabe en la cabeza ahora. La iglesia de San Nicolás de la villa (la de los Padres Franciscanos) era del patronato municipal. Al cura y a la iglesia los mantenía el Ayuntamiento, que también pagaba a los predicadores de la Semana Santa. Es un mundo apasionante.

-¿Suspende o aprueba Avilés en conservación del patrimonio? Expertos en arte alertan del grave deterioro de las fachadas de San Antonio de Padua y de la iglesia vieja de Sabugo.

-Avilés no puede quitar una planta de una fachada sin permiso de la Comisión de Patrimonio del Principado. No está tan mal, teniendo en cuenta que tenemos mucha humedad por la ría y un problema fuerte de contaminación. La capilla de Pedro Solís está toda rota, pero eso es porque es de piedra caliza. La de los Alas está al lado y está entera. Muchas veces la conservación viene determinada por el material, y Avilés tiene la suerte de haber tenido muy pronto una declaración de protección del casco histórico.

-¿Y Asturias?

-Lo mismo, hay de todo. Durante un tiempo estuve en la Comisión de Patrimonio y no das a basto. Comprendo que el servicio de Patrimonio está rebasado. Sí falta en Asturias la figura del patrocinio, empresarial y de particulares. Recuerdo como grandes patrocinios el retablo mayor de la catedral de Oviedo, por Hidroeléctrica del Cantábrico. Las obras de muchas parroquias las están encarando los propios parroquianos.

-¿Perder la muralla fue una catástrofe?

-Murallas completas se conservan milagrosamente la de Lugo y la de Ávila. La de Avilés, más que una muralla defensiva era una cerca, como en Oviedo, una delimitación dentro de la cual los que viven tienen los derechos que les da el fuero, es una señal de identidad. Gijón sí que perdió una muralla romana como la copa de un pino. Es muy interesante que se recuerde por dónde iba la cerca y también poner en valor los paños que quedan. Lo que fue una pena es que se tirase el hospital de la calle Rivero.

-¿Y los restos que se localizaron en una obra hace poco?

-Ahí no está el hospital, la pared medianera, sí. Lo que creo es que esta casa se apoyó contra una pared del hospital. La casa es del XIX y el hospital se tiró a mediados del XX. Yo soy proteccionista, pero no al máximo. Hay cosas que documentándolas bien, con fotografías y planos, es suficiente. Lo que yo me pregunto es dónde está la piedra tallada enorme que había en el hospital, eso sí que me preocupa, dónde fue a parar el retablo de los Alas. Pero en cuanto hagamos obras en el casco urbano de Avilés vamos a encontrar cosas. ¿Qué vamos a hacer, tirar todas las casas que están pegadas a la muralla?

-¿Han decidido donde instalar el crucero restaurado en la Escuela de Arte y su réplica?

-Hemos tenido una reunión y estamos planteando posibilidades. Los cruceros marcaban cruces de caminos y términos. Pondría la réplica en una glorieta de distribución que hay por la avenida de Alemania, después de salir de Sabugo. El original habría que conservarlo en un lugar cerrado al que vaya gente, para protegerlo. De devolverlo a la calle, lo pondría en el cruce de Rivero con la calleja del Marqués o en la parte baja del Carbayedo, lo que era la salida de Avilés por La Cabruñana.

-¿Qué salvar del patrimonio industrial?

-Ahora hay una polémica sobre si mantener una de las baterías de coque. ¿Para qué? ¿Cuánto cuesta descontaminar ese edificio, que además no sirve para nada? Lo que sí es primordial es mantener el poblado de Ensidesa, eso no se puede tocar. Y también que en la zona rural siga habiendo edificios históricos, caserías, varas de hierba, tiendas-bar. Habría que distribuir el dinero disponible en esas cosas.

-¿Alguna petición o reivindicación?

-Quien tenga en casas papeles antiguos que no los tire, que los traiga para el Archivo. No tienen por qué perder la propiedad, los pueden retirar de nuevo cuando quieran. Mi padre fue taxista y tengo en mi casa el libro donde anotaba los viajes y las tomas de gasolina; eso es historia. Y las fotos antiguas. Una de mis ideas es escanear fotografías, identificarlas y tener un fondo fotográfico municipal, una fototeca. Solo tienen que venir y las escaneamos.

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