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La intervención clave, a los 10 años; a los 11 ya empieza el "botellón"

Ignacio Candás. RICARDO SOLÍS

Según el pediatra de Sabugo, intervenir a los 10 y a los 13 años es clave: son dos edades fundamentales porque a los 11 años muchos niños se inician en el consumo del alcohol y a los 14 la mayoría ya lo ha hecho. "La cita de los 10 años es determinante, a los 13 igual se llega ya tarde; por eso puede haber padres que lo consideren temprano, pero no es así, a los 11 ya empieza el 'botellón'", alerta el doctor.

Las principales consecuencias del consumo temprano de alcohol son un mayor riesgo de desarrollar en el futuro hábitos de consumo problemáticos, daño neuronal, alteraciones de la conducta, de la memoria y de los procesos relacionados con el aprendizaje, aumento del riesgo de accidentes, peleas y agresiones, así como de muertes, lesiones y comportamientos sexuales de riesgo, incluyendo el embarazo no deseado y las enfermedades de transmisión sexual. Recientemente fue noticia la muerte de una niña de 12 años por coma etílico mientras hacía "botellón". En la lista también figura el aumento de riesgo de llevar a cabo o de ser víctima de un asalto físico y sexual, así como un mayor fracaso escolar. En Asturias, se ha observado una relación entre las notas y la prevalencia de borracheras: el porcentaje de jóvenes que de forma habitual suspende y se ha emborrachado en ese periodo de tiempo es más del doble de los que obtienen sobresaliente.

Para conseguir los mismos efectos que un adulto, un adolescente debe beber bastante más cantidad. Y las mujeres toleran mucho peor el alcohol. Los "atracones" para llegar al estado de borrachera pueden acabar fácilmente en coma y en peligro mortal. Como el cerebro adolescente no está del todo desarrollado, explicó el pediatra, es más difícil que puedan valorar los riesgos. "Los adolescentes son muy impulsivos, predomina en ellos el sistema de las emociones", dice.

El consumo de alcohol está prohibido por ley para los menores de 18 años e Ignacio Pérez Candás recomienda retrasar el inicio a los 20 o 22 años, para garantizar que el cerebro esté perfectamente desarrollado. "Hay que desmitificar el alcohol. Pese a su aceptación social es una sustancia que se comporta como una droga, psicoactiva y tóxica, capaz de modificar el comportamiento y produce dependencia", alerta el pediatra.

Y así, pese a que la bebida está vinculada a la cultura Occidental, y España siempre ha acompañado sus fiestas con vino, cerveza y sidra, eso no quita que haya que difundir los peligros que conlleva beber de forma irresponsable. Otra cosa es que esté vinculada a la cultura occidental de occidente. España ha sido siempre un país de vivir en la calle y acompañar las fiestas con vino, con sidra. Eso no quita para comprender que hay que beber con responsabilidad. "Los menores no pueden beber nada", indica el experto. Y los adultos, con moderación: "Es una sustancia tóxica para todos; para el menor, pero también para el adulto cuando se bebe de forma inadecuada".

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