El resplandor de una estufa doméstica de pellets que había encendido el propietario de un segundo piso de la calle Bances Candamo, en el barrio de Sabugo, para caldear su casa generó anoche momentos de incertidumbre y preocupación al ser confundido el crepitar de las inocentes llamas del hogar con un incendio.

La alarma la dieron sobre las 22.20 horas unos clientes de un bar cercano al domicilio en cuestión; esas personas observaron una luz rojiza a través de una ventana y se convencieron de que el movimiento de la misma era fruto de llamas que consumían el interior.

Los bomberos, avisados de la sospecha de un posible fuego, desplazaron al lugar a dos camiones de intervención rápida; también la Policía Local envío a dos patrullas. La confusa escena hizo dudar incluso a los especialistas en apagar incendios, si bien la ausencia de humo y del característico olor a chamusquina hacía presagiar lo que al final se comprobó: que la alarma de fuego estaba injustificada. La aparición del dueño del inmueble, justo cuando los bomberos iban a reventar un balcón para acceder a la cada, acabó por poner las cosas en su sitio.