La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La unión empresarial hace la fuerza

Una treintena de industriales y profesionales integran Admirals Business Club Asturias, con base en Avilés, para generar sinergias y relaciones estratégicas

Un momento de la reunión. MARA VILLAMUZA

Una treintena de empresarios y profesionales asturianos de distintos perfiles y ámbitos de actividad integran Admirals Business Club Asturias (ABC), la asociación constituida en la comarca de Avilés con el objetivo de compartir experiencias, ideas, proyectos e iniciativas generando sinergias y relaciones que favorezcan sus respectivos campos de trabajo.

En los dos años de vida, ABC Asturias cuenta con asociados en diferentes y variados sectores de actividad: desde la consultoría o el asesoramiento fiscal y económico hasta la ingeniería , pasando por la educación, la construcción, los seguros, la odontología y el diseño, por citar algunos. Actualmente, está integrada por treinta asociados, si bien fueron doce los que pusieron las bases de la agrupación que inició su andadura de la mano de Admirals Business Barcelona, con la que está hermanada y estudia realizar un intercambio.

Una vez al mes, los empresarios y profesionales se reúnen en un restaurante de la comarca e invitan a un ponente a exponer algún proyecto. En otras ocasiones es uno de los asociados el que aborda un asunto del que es amplio conocedor. Hasta la fecha se han tratado temas como la competitividad, el "marketing", la calidad o la inteligencia artificial. Tras la exposición, los asistentes cenan de pie facilitando la conversación y la relación en su conjunto, explica el abogado Luis Suárez Mariño, presidente de ABC Asturias.

Dichos encuentros se caracterizan por la cordialidad que reina en el ambiente. "La gente está a gusto, se crean unos vínculos de confianza", apunta Suárez Mariño para añadir que el perfil de quienes se van incorporando a las filas de la entidad es muy similar, "con bonhomía", destaca. Una asignatura pendiente es la de contar con mayor presencia femenina; hasta el momento es muy baja, sólo tres mujeres se han sumado al proyecto calificado de "singular" por cuantos lo conforman. "El espíritu y el compromiso es diferente al de otras asociaciones", comenta Rafael García, profesional del campo de las nuevas tecnologías y miembro de ABC desde sus primeros pasos. A la hora de describir el propósito de la asociación aclara, para evitar confusiones, que "no es igual que el 'networking'" (trabajar en red). "Aquí, todos aportamos y colaboramos pero sin compromisos ni obligaciones. Por encima de todo se valora la parte personal. Se aporta sin buscar una rentabilidad a cambio", indica.

A la afabilidad y buena disposición de los componentes, Rafael García añade la sencillez y discreción. "No venimos aquí a alardear de nuestros proyectos y resultados; estamos para compartir", recalca. Por las reuniones de ABC han pasado mes a mes empresarios de renombre en la comarca de Avilés, como Joluvi o Fernando Balbuena. También han contado sus experiencias avilesinos que triunfan en el extranjero, caso del físico José Ramón Crespo, que desarrolla su vida laboral en el Instituto Max Planck de Alemania.

En la última cita, celebrada en el restaurante del colegio San Fernando, el asociado Michael Connell, irlandés afincado en Asturias, explicó, junto a Javier Martínez, director del centro educativo avilesino, el programa "The Village", un proyecto de inmersión lingüística que se desarrolla en la provincia de Cuenca y está dirigido a jóvenes de 8 a 17 años. Se trata de campamentos de verano en inglés en un complejo hotelero y deportivo, un pueblo en el que sólo se habla inglés sin asistir a clases.

Finalizada la presentación de "The Village", Luis Sánchez Mariño intervino para explicar el decreto ley del Gobierno sobre las cláusulas suelo y su no aplicación a los empresarios, personas jurídicas, autónomos y profesionales. El letrado indicó que el concepto de consumidor lo ha fijado hace tiempo el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, según el cual, cuando el bien adquirido, en este caso el inmueble, se incorpora como elemento del inmovilizado de un negocio o una actividad profesional, el destinatario del bien, aunque no lo adquiera para revender, no es considerado consumidor. Por ello, carece de la especial protección que otorgan al mismo las directivas y legislaciones nacionales de defensa de los consumidores y usuarios. "Desde luego", añadió, "es injusto porque el pequeño autónomo o profesional carece de poder de negociación frente a un banco igual que un consumidor, pero así están las cosas".

Compartir el artículo

stats