"Esto no lo para nadie", asegura Jonathan Martín, concejal del PP de Muros de Nalón e impulsor de la plataforma para construir una pasarela entre San Esteban de Pravia y San Juan de La Arena. Martín es claro a la hora de pedir que este movimiento vecinal carezca de siglas políticas. Sus compañeros de viaje avalan sus tesis y están dispuestos a "darlo todo" por conseguir un puente fluvial y peatonal que una ambas poblaciones de la desembocadura del Nalón. "Moriré luchando por la pasarela", espeta José Carlos Álvarez, "Panera", vecino de La Arena, durante una asamblea celebrada en un negocio hostelero de San Esteban de Pravia con vecinos de uno y otro lado del Nalón.

El grupo de Facebook abierto hace menos de un mes por José Fernando López ya cuenta con más de mil inscritos. "Es un éxito, nos llegan apoyos desde todos los lugares, de personas que tienen aquí una segunda residencia,...", destaca el promotor de la página en Facebook, que ya tiene pensadas varias movilizaciones para los próximos meses: una manifestación a la misma hora en ambos pueblos para Semana Santa, colocar cartelería en los negocios e incluso la colocación de una pancarta o una pasarela humano o en lancha que una ambas orillas.

Andrés Rodríguez fue uno de los promotores del proyecto de la pasarela a mediados de los años noventa. Y, como tal, repasó el "increíble" apoyo recibido entonces. "Llegaron a lanzarse voladores en San Esteban", indica. Pero, finalmente, el proyecto se quedó en el papel. Contó también que se recogieron 5.000 firmas en un mes. Y lo mostró en la asamblea. Rodríguez señaló además que la pasarela de San Esteban a La Arena no se lleva a cabo solo por una cuestión económica. "También hay un problema político, al menos, lo hubo cuando Sergio Marqués -entonces Presidente del Principado-- y su socio Xuan Xosé Sánchez Vicente estaban de acuerdo en ejecutar la obra y llegó el virrey Cascos", señala Rodríguez en la asamblea. Así las cosas, los asistentes destacaron las bondades del proyecto, que favorecerá a los hosteleros y a la vida de los vecinos de ambos pueblos que quieran usar el tren, bañarse en la playa o en la piscina de agua salada de San Esteban.