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Los recortes en la concertada ponen en guardia a los colegios del Arzobispado

San Nicolás de Bari, Santo Tomás y otros dos centros de Oviedo y Gijón apelan a su labor social para evitar la pérdida de aulas

Interior del colegio San Nicolás de Bari.

Los recortes en la concertada que planea el Principado por la caída de la matrícula han hecho saltar las alarmas en varios colegios que dependen del Arzobispado de Oviedo, entre ellos, los avilesinos San Nicolás de Bari y Santo Tomás. Representantes de ambos centros mantuvieron el lunes una reunión de urgencia, junto a sus colegas del San Eutiquio (Gijón) y la Sagrada Familia (Oviedo), con la delegada diocesana de Enseñanza, Pilar Hernández, para fijar una postura común de cara a las negociaciones con la Consejería de Educación. Los titulares de estos colegios son conscientes de que existen altas posibilidades de perder aulas en Infantil o Primaria a partir de septiembre por no alcanzar la nueva ratio. Para evitar esa tijera, intentarán poner en valor el alto volumen de alumnos con necesidades psicosociales a los que dan servicio.

Aunque estos cuatro colegios dependientes del Arzobispado han sido los primeros en reaccionar, el temor a la pérdida de unidades alcanza a otros centros concertados, religiosos y laicos, de Avilés y del resto de la región. Un miedo que se ha incrementado en los últimos días después de que el consejero de Educación, Genaro Alonso, reconociera durante una intervención en la Junta General del Principado que habrá recortes debido al imparable descenso de matrícula por la baja natalidad.

La reunión que mantuvieron la delegada diocesana de Enseñanza con los representantes del Santo Tomás, el San Nicolás de Bari, el San Eutiquio de Gijón y la Sagrada Familia de Oviedo tuvo lugar en el Arzobispado, en pleno proceso de matriculaciones, que culminará en mayo. No fueron citados los otros dos centros concertados que dependen de la Iglesia (Sagrada Familia de Las Vegas y San Miguel, de Gijón) porque su elevado número de alumnos y sus previsiones de matrícula les garantiza la continuidad de todas sus aulas. Cada uno de los presentes en el encuentro desgranó sus problemas particulares y, después, todos trataron de buscar soluciones comunes.

Tanto el San Nicolás como el Santo Tomás son colegios de línea uno, es decir, con una única aula por cada curso de Infantil y Primaria. Por eso, en el caso de perder alguna clase, se verían obligados a mezclar alumnos de diferentes edades. También tienen en común un origen parroquial, aunque la gestión en último caso depende del Arzobispado. Fuentes de ambos centros consultadas ayer destacaron que el problema del recorte de los conciertos no se ciñe solo a los centros diocesanos, sino que afecta también a otros laicos y de órdenes religiosas.

Pero sí es cierto que la caída de matrícula y el consiguiente riesgo de perder aulas se cierne en Avilés sobremanera sobre los dos colegios de la Iglesia, emblemáticos además por su trayectoria y su céntrica ubicación en la ciudad. Este declive motivó hace meses que el Arzobispado propusiera su fusión, una idea que se ha aparcado, al menos momentáneamente, debido al fuerte rechazo que generó en las comunidades educativas. Y que, no obstante, se volvió a citar durante la reunión de hace tres días.

Esta fusión de los dos centros avilesinos estaba prevista dentro de un plan de mayor envergadura, que pasa por la constitución de una fundación que aglutine a los seis colegios concertados de la diócesis asturiana y a El Bibio de Gijón (sólo hasta tres años) bajo un mismo paraguas. Un proyecto que sigue en pie y que podría estar listo en unos meses si, finalmente, cuenta con el apoyo de todas las partes implicadas.

La titularidad de los colegios diocesanos actualmente es dispar: San Nicolás de Bari, Sagrada Familia de Las Vegas y El Bibio (Gijón) son parroquiales; Santo Tomás y San Eutiquio (Gijón) están controlados por una fundación; y la Sagrada Familia de Oviedo depende directamente del Arzobispado, sin intermediarios. Todos, como el resto de la comunidad educativa concertada en Asturias, viven inmersos ya en un delicado momento por la reorganización del sistema.

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