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"La salud mental es la gran olvidada"

Los miembros de la asociación Afesa, fundada hace veinticinco años, piden más pisos tutelados en la ciudad y un incremento de personal especializado

De pie, Gonzalo Palomino y Yolanda Alonso. Sentados, José Manuel Carrio, Ana Fernández y Luis Heriberto Fernández. M. VILLAMUZA

"Desde que se cerraron los psiquiátricos hasta ahora se avanzó poco. Llevamos 25 años prácticamente igual, Salud Mental es la gran olvidada". Esta es la queja que la Asociación de Familiares y Personas con Enfermedad Mental de Asturias (Afesa), justo cuando celebra el cuarto de siglo desde su fundación en Oviedo. En diciembre de 1993, entró en funcionamiento la sede avilesina, que actualmente preside Gonzalo Palomino Lumbreras, que reclama más recursos físicos y humanos para el trabajo diario con las personas que sufren esta enfermedad.

Una de las grandes reclamaciones de esta asociación es que se habiliten en Avilés más pisos tutelados. Actualmente existen tres, explican, con una capacidad que no llega a las diez plazas, una cifra claramente insuficiente, según expone Afesa. Un piso da más autonomía a los enfermos que una residencia, que es la alternativa actual que tienen cuando la familia no los puede atender. Algunos padres, que ven cómo se les escapa la juventud, temen lo que ocurrirá cuando ellos no puedan atender a sus hijos enfermos, y quisieran dejarlos lo más arropados posible. "¿Qué será de ellos cuando nosotros faltemos?", se preguntan.

"Si viven solos y no están tutelados es muy fácil que acaben en la calle. Se desdejan, dejan de tomar la medicación, comen lo que sea? y van degenerando", explica Ana Fernández, trabajadora social de la asociación. Y Luis Heriberto Fernández, vocal de Afesa, añade: "Para ellos son mejores los pisos que las residencias, y las residencias pequeñas ante que las grandes. Un recurso que les permita tener lo más parecido posible a una vida normal".

El papel de las familias es fundamental a la hora de abordar los casos de enfermedad mental. "Las familias al final son las que llevan la carga, y son ellas quienes tienen que asumir el problema de cuando un paciente no es consciente de que es enfermo y no quiere tomar la medicación", puntualiza la trabajadora social de Afesa. Los menos afortunados son los que quedan fuera de la tutela de familias y administración y acaban en la calle. "Existe un limbo de gente que si no entra en la red de salud mental quedarán apartados siempre", advierte José Manuel Carrio, vocal de la asociación.

El problema de los pacientes que se niegan a acudir al médico o a tomar una medicación que necesita es grande, y Afesa plantea la reflexión si el estado garantista de mantener la libertad del individuo no es excesivo. "¿Por qué un juez no puede obligarles a tomar la medicación, si pueden hacerse daño a sí mismo o a otra gente? Ellos no son conscientes de eso".

La otra reclamación fundamental es que la enfermedad mental deje de ser un estigma. Lo explica Ana Fernández. "La gente los sigue viendo como los locos, los agresivos. Y eso hace que los propios pacientes y sus familias no quieran decir que tienen la enfermedad mental". El presidente de la entidad explica que ese estigma hace difícil muchas veces que las familias y los pacientes se sumen a Afesa. "Hay que enseñar la cara? y la gente con enfermedad mental en su mayoría no quiere".

Sin embargo, la secretaria de la entidad, Yolanda Alonso, subraya la ayuda que supone estar en la asociación, compartir la carga y conocer a otras personas en la misma situación. "Se nos cae el mundo encima cuando nos dicen que tenemos un enfermo mental con una esquizofrenia. Hasta que después te vas adaptando y ves que pueden tener una vida dentro de una normalidad, teniendo un tratamiento adecuado y siendo constantes". Su experiencia es que Afesa "abre las puertas para llevarlo lo mejor posible".

En el capítulo de la aceptación del enfermo, la gran conquista pendiente es la laboral. Y es que, según cuenta Luis Heriberto Fernández, escasean las empresas que los acepten en su plantilla. "Algunos trabajan en trabajos normalizados? Pero hay una carencia grande de empresas especiales para que puedan insertarse en la sociedad. Los profesionales creen que tienen que trabajar, que es positivo que lo hagan, pero en trabajos que no los estresen", añade. "Y se podían hacer muchas empresas con trabajo adecuado a su perfil".

Junto a los pisos tutelados, la asociación reclama más recursos como centros de día y comunidad terapéutica, que actualmente sólo hay uno con plazas muy limitadas. "Ahí se incide en la rehabilitación, que es muy importante, tanto o más que la medicación. La medicación los mantiene y ayuda a salir de un brote pero después necesitas trabajar con ellos para que entren lo máximo en la sociedad", apunta Luis Fernández. Afesa también lamenta que el tratamiento asertivo comunitario no abarcara a toda la población de salud mental.

Y es que sólo 125 pacientes tienen plaza en ese tratamiento asertivo comunitario, mientras que los cálculos son que más de 1.000 personas padecen la enfermedad en el área sanitaria, teniendo en cuenta que la incidencia es del uno por ciento de la población.

También en lo que se refiere a los recursos humanos, Ana Fernández reclama más interacción de la red de Salud Mental con Servicios Sociales, mayor coordinación para evitar que haya personas desprotegidas. Escasez de psicólogos en la red de Salud Mental, excesiva lista de espera, pocas camas hospitalarias para Psiquiatría, protocolos mejorables cuando acuden a Urgencias? Son todas estas las razones que hacen a los responsables de Afesa decir que se ha avanzado muy poco en el último cuarto de siglo.

Afesa ofrece en Avilés actividades terapéuticas y de ocio y tiempo libre: talleres de cocina, repostería, informática, manualidades, poesía, cine, proyección de películas, psicomotricidad? Son más de 300 socios, aunque las personas que participan regular en actividades a lo largo del año no llegan a la centena. "Los hay que vienen muy a menudo, otros pasan tiempo sin venir... La enfermedad les tiende a aislar", explica Ana Fernández. Otros recursos son vacaciones, salidas, una escuela de familias y talleres de psicoeducación, así como grupos de autoapoyo. La puerta de entrada a las familias que llegan nuevas es un servicio de atención y orientación. Los usuarios tienen entre 25 y 65 años, y es un grupo bastante estabilizado. "Vienen pocas familias nuevas, pero eso no quiere decir que no haya problemas de salud mental", apuntan los responsables. Como resumen de la actividad que desarrolla Afesa, Yolanda Alonso concluye: "Tenemos una lucha fuerte, tenemos que luchar. Y nos tenían que ayudar más porque ya vamos siendo mayores".

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