La Universidad de Oviedo ya ha tomado medidas en el pinar de La Colonia para controlar la plaga de procesionaria, según señaló ayer el concejal de Medio Ambiente de Castrillón, José Luis Garrido. Asimismo, durante los próximos meses se mantendrán medidas de control para que no se reproduzca esta oruga, que puede ser mortal para los perros.

El servicio de mantenimiento de zonas verdes de la Universidad ha retirado ya por medios mecánicos las orugas que detectaron. Gran parte de las misma, según un informe técnico, "están enterradas". En el plan para controlar la plaga está previsto que, durante el mes de mayo, se instalen trampas de feronomas para el control de la población de mariposas e impedir su reproducción. Desde mayo y hasta septiembre se realizará el control de las trampas y la retirada de los insectos. A partir de octubre, se realizarán controles de los árboles de La Colonia sobre la presencia de bolsones de procesionaria y retirarlos. Finalmente, se realizará una quema de los restos.

En las últimas semanas, la procesionaria apareció en el pinar de La Colonia de Salinas, que limita con el colegio público de la localidad y está a pocos metros del parque de perros de Piñole. La plaga alarmó a los vecinos ya que este tipo de oruga puede ser letal para los canes y peligrosa para los niños, según explican los expertos. El concejal de Medio Ambiente avisó a la Universidad de Oviedo, propietaria del pinar, para que tomara medidas. La procesionaria se desplaza en grupo de forma alineada, "a modo de procesión", de ahí su nombre. Es una especie de lepidóptero que puede ocasionar daños en personas y animales domésticos por contacto.

Los expertos aconsejan tener cuidado con los niños porque pueden padecer urticarias o alergias e irritación en piel, ojos y nariz. Pero es especialmente peligrosa para los animales domésticos, sobre todo los perros y gatos, pues se las pueden tragar y pueden ocasionarles inflamación en los labios, boca y cabeza. En el peor de los casos, el tóxico que contiene la procesionaria puede ocasionarle al animal una necrosis en la garganta y en la lengua; y la posterior muerte.

La oruga, hacia el final del invierno o el principio de la primavera sale de los árboles y forma una procesión serpenteante cruzando el terreno hasta encontrar un suelo blando donde enterrarse. Algunos propietarios de perros también detectaron procesionaria en el parque de Piñole.