Mario Gas (Montevideo, Uruguay, 1947) disfruta del teatro tanto dentro como fuera del escenario. Es que es uno de los directores de escena más celebrados del momento y, además, uno de los actores de carácter más reclamados por la profesión: la penúltima vez, con "Largo viaje del día hacia a la noche", que se estrenó en Avilés. Regresa a Asturias este fin de semana. Mañana, al Niemeyer -20.30 horas-; y el sábado y el domingo, al Jovellanos de Gijón -19.00 horas-. Vuelve, además, con uno de esos espectáculos llamados a pasar a la eternidad de los espectadores, "Incendios", del dramaturgo libanés Wajdi Mouwad, que escribió también "Un obús en el corazón" y que se estrenó en su momento también en la ciudad. En el centro cultural de la ría ya no quedan entradas a la venta, comunicaron ayer fuentes de la dirección. Gas atiende por teléfono a LA NUEVA ESPAÑA.
- Ya está todo vendido en Avilés.
-La verdad es que en todas las plazas en las que se representa "Incendios" se agotan las localidades. Se ha producido una conexión tan espléndida entre el público y el espectáculo que estoy muy feliz.
- ¿Y a qué cree que se debe esa conexión?
-Se ha producido una confluencia de elementos grandes: el reparto es homogéneo, pero destaca Nuria Espert. Luego está la obra, que es conmovedora, de altísima calidad y de sobra conocida: hay versión cinematográfica. Todo esto te atrapa y, en este año y pico que llevamos, nos hemos dado cuenta de que esto le sucede a mucha más gente, que son los que han formado la bola que ahora es cada vez mayor.
- Dicen que es lo mejor que ha hecho.
-Yo no voy a decir eso. Es muy bueno que sean los otros los que digan que lo mejor que has hecho es lo último. A lo largo de mi vida he hecho cosas que me han gustado mucho e "Incendios", no se lo negaré, es una de ellas.
- La obra la programó en su época al frente del Español.
-Me llegó el proyecto de Pilar de Yzaguirre, que es la introductora de Waidi Mouwad. Cuando la vi por primera vez me pareció una absoluta maravilla. La programé en el Español y en la sala pequeña del Matadero. La vi y me dejó impactado, un impacto de larga duración, a todo esto.
- ¿Y así y todo se decidió por hacerla?
-Me había olvidado del texto, pero un día me ofrecieron hacerla. Cuando la lees con la perspectiva de montarla desaparece cualquier visión previa: sólo piensas que tienes entre manos un regalo fascinante, tanto, que es difícil que sustraigas a todo esto que cuenta: la guerra, la masacre, la incultura. Como director de escena no podía dejar pasar delante de mí un espectáculo como "Incendios".
- Tras "Incendios" hizo una ópera, una función como actor, ha remontado "Sócrates"...
-El trabajo para mí es pura ambrosía, me hace muy feliz. Me gusta dirigir, me gusta actuar, es el mejor modo que conozco de comunicarte con la sociedad.
- ¿Encuentra un hilo conductor en su obra?
-Vamos a dejar que lo decidan los que siguen lo que hago.
- Algo sospechará.
-Basta ver "Homebody / Kabul", los Brecht... Me interesa explicarme lo que está sucediendo, indagar en lo que no conozco, el teatro es una habitación con vistas al interior del ser humano.
- ¿El lío de la cultura amainará?
-Eso espero: el enemigo de nuestra profesión no está en el sector, esta fuera y se congratula del lío. Todo en el arte está permitido: lo tuyo y lo mío, pero preferimos destruir a construir.
